Fifteen.

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Hyunjin se giró para ver a la persona que lo abrazaba. Se sentía reconfortado y por eso tenía la pequeña esperanza de que fuera...

Vio a la persona que lo miraba preocupado. Una pequeña decepción se coló en su rostro. —Seungmin ¿Cómo me encontraste?— Le preguntó con los ojos hinchados y llenos de lágrimas, intentando formar una sonrisa. Pero por más que lo intentó, no le resultó.

—Supe que eras tu cuando pasaste al lado de la tienda cariño. Te seguí porque no te vi bien y por lo que veo, no me equivoqué— Le dijo mientras le quitaba el cabello mojado del rostro e intentaba ponerlo en pie. Miró hacia todas partes para que pudieran cubrirse de la lluvia pero no había nada, en vano se acercaron a un local con un techo no muy grande, pero que serviría de todas formas.

Seungmin lo abrazó fuerte y solo esperó. Si Hyunjin quería hablar que lo hiciera, y si prefería quedarse en silencio, lo iba a aceptar —Ya no puedo más. Esto me está consumiendo— Susurró el menor — Ya no soporto tanto dolor y no creo soportar que... que...

—¿Qué te sucede? Me estas preocupando demasiado. Cariño por favor cuéntame. Yo se que podría ayudarte, dándote un consejo, algo, pero no te guardes todo. Yo al verte siento que sufro y no sé la razón— Su instinto maternal salió en todo su esplendor. No era normal ver a Hyunjin en ese estado y era lo que más le oprimía el pecho.

—Lo siento— Quiero, pero no puedo. No estoy listo...— Se secó las lágrimas combinadas con la lluvia —Ten seguro que cuando esté listo, cuando esté mejor, lo haré. Pero ahora por favor no me preguntes nada, solo abrázame— Dijo lo que pudo mientras que el nudo en la garganta seguía creciendo. Impidiendo que su voz siquiera sonara.

—Está bien— No quiso seguir insistiendo —Entonces te llevaré a tu casa, no puedes estar afuera a estas horas y más encima mojado. Mi auto está en la esquina. Y antes de que digas algo. No me molesta que lo mojes completamente— Le sonrió y lo tomó de la mano para guiarlo.

Hyunjin solo se dejó, lo único que quería era llegar a su casa, a su pieza. Se sentía sin fuerzas.

Seungmin entendió y se retiró cuando se aseguró de que su pequeño se había ido a su habitación. No sin antes verificar que haya tomado unas pastillas para que no se enfermara.

Cuando Hyunjin sintió como cerraban la puerta de su casa se puso a llorar nuevamente, a llorar por un amor imposible. Agarró fuertemente la almohada para reprimir el impulso de golpear algo. Agotado mentalmente, tuvo que levantarse a tomar un vaso de agua, se lavó la cara y cambió la almohada, para cerca de la medianoche, recién recobrar el sueño.

Ryujin al otro día lo llamó muy temprano por lo que Hyunjin se levantó con una ojeras muy grandes y notorias. Lo peor de todo, es que estaba acompañado de un fuerte dolor de cabeza, por lo que buscó una aspirina que Seungmin le dejo por si acaso necesitaba una mas fuerte.

Después de que Hyunjin cortara la llamada, se fue al baño para poder mejorar un poco su aspecto y armarse de valor para verle la cara a ambos, a Ryujin por la vergüenza de haber sido el amigo sexual de su prometido, y por Minho para que no se derrumbara apenas lo viera. Se miró en el espejo, ocultó con crema el desastre que veía y tomó sus llaves para dirigirse hacia el departamento de ellos.

Cuando llegó, Ryujin lo recibió contenta como siempre y Minho evitando la mirada. Eso lo destruyó otro poco.

Se sentó en el comedor en donde habían un montón de cosas en cajas pequeñas —Están bonitas— Le dijo a Ryujin cuando esta le mostró en fotos las flores que se tirarían en su camino al altar. Sonrió. Aunque por dentro ese papel lo estaba cortando, heridas que cada vez se hacían más profundas y que parecían no cicatrizar —Están muy hermosas.

Tu anillo no sale de mi dedo 「 Minjin 」Where stories live. Discover now