Eleven.

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Mientras Minho ordenaba el pelo de Hyunjin que parecía haber estado en una lucha cuerpo a cuerpo, no pudo dejar de analizar la situación.

Su pecho no podía sentir culpa, ha sido uno de los mejores momentos que ha vivido en la vida. No había comparación. Su lado salvaje y su lado pasional unidos, conformando una extraña mezcla de felicidad que le llenaba el pecho.

Desde el primer momento, tener sexo para él no era importante. No es como si Ryujin no se lo hubiese propuesto, y se preguntaba siempre el porqué se negaba. Ahora pensaba que solo hacia falta algo. La amaba, pero ahora comprendió que siempre faltó pasión.

Pero ahora no era virgen, gracias a Hyunjin. Como sucedió todo, o lo que los llevó a eso todavía era borroso.

Habia intentado tan duro no hacer caso a los gemidos. Si lo limpiaba con fuerza podía pasar, eran humanos por dios. Tampoco quería hacerlo sentir incómodo. No importaba de todos modos.

Parpadeó y vio como Hyunjin miraba el piso avergonzado. No quiso enfrentarlo así que siguió mirando como su cabello no quería hacerle caso. Paró un momento cuando observó su anillo. Rápidamente dirigió su mirada a la mano de Hyunjin, que también jugaba con el anillo como si ya no aguantara tenerlo en su dedo. Era una maldición y no habría forma de romperla.

¿Quería romperla?

Tenía que encontrar la forma, y si no la encontraba, tendría que crearla.

Su pecho se sintió incómodo . Amaba a Ryujin y aunque cuestionaba si estaba haciendo lo correcto después de todo esta situación, una respuesta llegó a su mente. Y era que nunca podría dejarla plantada en el altar cuando fue él que se le propuso. Era una buena persona. No se merecía pasar por eso.

Se enderezo un poco, colocando ambos brazos sobre el lavamanos donde todavía se encontraba Hyunjin. Este lo miraba con curiosidad, tenia el ceño fruncido, como si supiera que estaba pensando demasiado.

—¿Te arrepientes?— Hyunjin parecía cabizbajo.

— No, y ese es el problema— Hyunjin boqueo por aire, no sabía como responder a eso. No quiso preguntar más, era bastante obvio que Minho estaba teniendo una pelea interna y no esperaba esa respuesta tan sincera.

Ahora quizás, ambos estaban confundidos, extasiados por tener sexo en el baño y tal vez cuando todo se enfríe su mente dejara hablar a la conciencia.

Ya listos. Ambos se miraron a los ojos y cuando sus bocas estaban tan cerca que solo la distancia del tamaño de un alfiler los separaba, tocaron la puerta con fuerza. Era un error, casi se besaban. Suspiraron y quitaron el pestillo de seguridad.

Ambos quedaron atónitos cuando se dieron cuenta de que había una fila enorme esperando entrar al baño. Mientras unos los miraban con enojo otros solo los miraban de forma juguetona.

¿Los habían escuchado?

Era un Si.

Minho avanzo con un Hyunjin cohibido, todos los miraban y se preguntaron si acaso la ropa no se veía presentable.

—Para la próxima griten un poco más fuerte— Ninguno entendió al principio. A los segundos ambos se avergonzaron. Cuando Minho localizó al que había gritado, quiso ir a pararse en frente para que se lo dijera en la cara. Hyunjin lo detuvo con un rostro enojado.

Después de pasar por todo tipo de miradas, salieron del local no sin antes disculparse levemente. El viento golpeó sus rostros y la llovizna se convirtió en una lluvia torrencial.

—Minho, no tenemos paraguas— Hyunjin gritó mientras ambos intentaban correr para ganarse debajo de un techo que los protegiera.

Minho contempló su rostro mojado. Sus pestañas largas, sus manos cosquilleaban por tocar su rostro suave. Llego a sus labios y los masajeo con cuidado.

—Minho...

El aludido se dio cuenta de lo que quería hacer, quería besarlo de nuevo. Estaba mal, muy mal.

—¿Qué pasa?— Hyunjin sospechaba lo que vendría.

— Esto— Apuntó entre ellos —Nunca debe volver a pasar— Minho parecía en un conflicto y aunque el pecho de Hyunjin dolió mucho, no era nadie para rogarle que por favor se diera cuenta de que lo que había sucedido era algo más que amigos follando.

Hyunjin tomó aire y levantó el rostro.

—Sí, eso quería decir. Jamás puede volver a pasar. Tú te vas a casar.

—Exacto— Minho quería acariciar el rostro de Hyunjin pero se detuvo a sí mismo —No me arrepiento, no lo hago. Será un bonito recuerdo que mantendré en mi memoria. Pero eres mi mejor amigo y lo que hicimos no está bien.

—Te entiendo Minho. No es como que yo sea un amante o algo así.

Hyunjin se oía cansado. No quiso prestarle mucha atención. Y Hyunjin tomó su brazo para que comenzaran a caminar. Nada ganaban estando quietos cuando no sabían si la lluvia se detendría en algún momento.

Llegaron corriendo a un paradero. Hacia frió por lo que le tomó la mano cuando se fijó en que estaba muy fría. Hyunjin estaba prácticamente entumecido. Minho un tanto preocupado lo acercó aún más. Quizás no era un buen momento, pero ambos observaron los anillos que traían.

—¿Cuándo podremos sacarnos esto?

Minho no sabía. De hecho había considerado comprar otro par de anillos parecidos, pero tener dos el día de la boda no era una buena idea. Iniciaría comentarios y rumores que llegarían a todos lados. ¿Se amarraría a dos personas? ¿Seria posible? Mejor no averiguarlo.

Maldijo al maldito autobús que no llegaba y todos los taxis que pasaban llenos. Maldita sea, el frío era más intenso con el pasar de los minutos.

—Hace frío Hyunjin, acércate más. No quiero que te enfermes— Le dijo como si nada. No estaba mal abrazar a su mejor amigo para capear el frío. Siempre lo hacían, no tenían porque dejar de hacerlo ahora.

Hyunjin lo observó de reojo pero se dejó abrazar. Eran abrazos de amigos, nada mas. Se estaban protegiendo.

Tu anillo no sale de mi dedo 「 Minjin 」Where stories live. Discover now