Seven.

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—Quédate quieto perrito, que te estoy haciendo cariño— Manoseo la cara de Minho, como si estuviera sonámbulo.

—Hyunjin, no te hagas el tonto. Sé bien que no hablas dormido y no eres sonámbulo— Lo agarró de los brazos, dejándolo pegado a la cama.

—Yo... lo siento... no quería...— Hyunjin comenzó a tartamudear, ignorando esos ojos escrutadores que estaban en él. Sus mejillas sonrojadas delatandolo.

—No querías besarme— Minho elevó una ceja.

—No, bueno si, bueno no sé— Se enredaba con sus palabras. Los nervios no lo dejaban pensar —Estaba soñando y luego pasó, me desperté... pero...

—¿Querías besarme?— Minho lo cortó.

Hyunjin no sabía qué decir pero se le ocurrió algo al último momento —Quizás con un beso pensaba que se podía romper este especie de hechizo— Le dijo aunque sabía bien que no iba a resultar, si no ya se hubieran liberado. —Lo intentaste tu, me tocaba intentarlo, en mi sueño tenia mucha lógica— Inventó.

Minho lo observó con avidez, sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillantes. Gruñó antes de acercarse detenidamente a unos centímetros de su rostro

—Intentémoslo— Dijo Minho, casi sin voz. Besando a un Hyunjin confundido que mantuvo sus ojos abiertos. No era como el roce que habían tenido. Minho le estaba pidiendo permiso para entrar en su boca y Hyunjin no se lo iba a negar. Abrió un poco sus labios para que Minho lo saboreara aunque solo fuera un momento. Aún tenían un leve sabor a la comida que disfrutaron hace unas cuantas horas. Minho se acercó con cuidado, mientras que Hyunjin con manos temblorosas se agarró del cuello de Minho.

—¿Se soltó el anillo?— Preguntó Minho mientras devoraba la boca de Hyunjin.

—Mmm... no— Este hizo el amague de sacarlo pero no pudo.

—Hay que seguir intentando— Decía un Minho ya envuelto con la boca de su amigo que no quería soltar —¿Y ahora?

Ya no le importaba lo que estaba haciendo, más que solo disfrutar los deliciosos labios que le estaban respondiendo.

—Nada— Soltó un pequeño suspiro.

—Habrá que intentarlo una vez más— Dijo, sin separarse. Besándolo de forma cada vez más fogosa, donde las lenguas jugaban entre sí. No era cualquier beso. Era un beso sucio, duro, con pasión escondida.

El celular de Minho comenzó a sonar. La vibraciones provocaron que Minho soltara a Hyunjin. Mirando sus labios usados, lamió sus propios labios antes de separarse completamente y tomó el aparato. Su respiración aún estaba acelerada.

—Ryujin ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?

Parece que no te gusto la idea, adelantaré mi viaje por lo del matrimonio, estaré de vuelta en solo una semana.

Miró a Hyunjin.

—Me agrada la idea, estoy feliz—Cortó la llamada, después se la arreglaría con una excusa sobre la batería. Apagó el celular.

—¿Qué pasó?— Preguntó Hyunjin.

—Ryujin vuelve en una semana.

La incomodidad llegó para instalarse.

—Me alegro por ti— Dijo mirando hacia otra parte para que no viera sus ojos llorosos —Debo ir al baño.

Minho observó como Hyunjin se encerraba.

—No debí haberlo besado— Sabía que estaba mal. Nunca salia nada bueno sobre besar a un amigo. Nunca. Ni en las películas. Todo se confundía, el límite ya no existía. Su pecho se apretó con dolor. ¿Cómo debían actuar? ¿De quien había sido la culpa? Aunque se sentía extraño, no podía encontrar una respuesta a lo que había sucedido ahora, ni en los últimos días.

—Minho— Hyunjin lo llamó con cautela.

—¿Qué pasa?— Le respondió volviendo a la realidad. Su pelea interna no le estaba dando resultado.

—Esto nunca pasó— Le dijo mientras lo miraba desde la puerta de la habitación.

Minho asintió con un poco de recelo.

—Eso mismo estaba pensando.

Hicieron como si nunca hubiera pasado nada, actuando de forma normal y como siempre, como los grandes amigos que eran. Comieron sin hablar, sin mirarse, encendieron la televisión para aplacar la tensión y el horrible silencio que se instauró. A pesar de haber decidido que se comportarían como antes, como los mejores amigos, algo había cambiado.

Mientras Minho comía fruta, aun seguía pensando en cómo sacarse el anillo. Su mente estaba que explotaba, nunca antes había usado tanto su cerebro. Hasta que la iluminación divina llegó a su mente, con una especie de corriente eléctrica.

—Hyunjin, vayamos por Jeongin para que nos de agua bendita. Quizás con ayuda divina podamos sacarnos esto— Sonrió.

—¿En serio? ¿agua bendita, Minho?

—Si, Hyunjin. Tenemos que pensar en diferentes opciones, quizás alguna de resultado.

—Pero, ¿no será muy loco?

—No importa. Ven vamos— Minho dijo, tomándole la mano para salir rápidamente. Debían parar un taxi que los llevara a la casa de Jeongin, que a esta hora debería estar con su esposo.

Era un idea rara pero práctica. Poco usual y tal vez podrían tildarlos de locos, pero no importaba. Después de todo, un poco de aire seguramente les ayudaría.

Tu anillo no sale de mi dedo 「 Minjin 」Where stories live. Discover now