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La cena con Reborn no ha sido la mejor de todas y me siento mal por él. Sé que le hubiese encantado que me quedase más tiempo e incluso viésemos una película, pero ha preferido que me vaya a casa y descanse. Tras mucho insistirme, he acabado aceptando a volver a casa.

—Voy a llevarte en mi coche, es tarde y no quiero que vayas sola por ahí.
—No me va a ocurrir nada, no te preocupes.
—Estaba afirmando, no preguntando —me dedica una sonrisa— quiero hacerte compañia.
—Muchas gracias —le devuelvo el gesto.

Entra a su habitación y a los pocos segundos sale con llaves en mano. Me hace una seña para que lo siga, cojo mis cosas y nos vamos hasta el portal. El conserje ya no está. Salimos del edificio, me guía hasta su coche, me abre la puerta del copiloto, le doy las gracias y me siento. Cierra y va hasta su asiento. Ambos nos abrochamos el cinturón, arranca y conduce con mis indicaciones.

Tras un rato, llegamos a mi edificio. Estaciona en un hueco libre y apaga el motor, ambos nos quedamos en silencio.

—¿Quieres...pasar? —le ofrezco.
—Yo... —me mira— creo que necesitas descansar y conmigo allí no vas a poder. Es mejor que no.
—Como quieras.
—Pero mañana, si finalmente no sales, me pasaré por aquí para comprobar cómo estás.
—Me parece bien —sonrío.
—Perfecto, pues ve subiendo anda.
—Antes de eso.

Me acerco más a él y le beso. Noto como sonríe, pone su mano en mi mejilla y la acaricia levemente. Nos separamos, pasa sus dedos por mis labios y me nuestra una sonrisa sincera.

—Te quiero, Scarlett.

Lo miro fijamente, sorprendida ante sus palabras. Es la primera vez que me lo dice, y con tanta sinceridad y confianza en sí mismo. Sonrío ampliante y vuelvo a besarle.

Me separo, vuelvo a sonreírle, cojo todo y salgo del vehículo. Camino hasta mi portal, abro y una vez estoy dentro, escucho como enciende el motor y se marcha. Entro al ascensor y una vez se cierran las puertas, me apoyo en la pared y me aguanto las ganas de gritar. Reborn me ha dicho que me quiere por primera vez y no me lo creo. Él lo demuestra siempre, pero que me lo haya dicho directamente me ha provocado un vuelco al corazón.

Me voy hacia mi habitación, dejo todo cerca del escritorio y me tiro de espaldas a la cama. Cojo el teléfono de mi bolsillo, entro a nuestro chat y le escribo.

Scarlett
Yo también te quiero, Renato.

Y de un momento a otro, los brazos de Morfeo me mecen y me llevan al mundo de los sueños.

A la mañana siguiente...

Despierto con un terrible dolor de cabeza y sin apenas fuerzas. Intento levantarme, pero un fuerte dolor en la espalda me hace retroceder. Suspiro y miro a mi alrededor, estoy en casa, en mi cama. Pongo una mano en mi cabeza y la retiro al momento, estoy ardiendo. Tengo que levantarme para coger el termómetro y saber si es fiebre o no.

Consigo levantarme y camino lentamente hasta el salón. Abro el cajón de uno de los muebles y caso lo que estaba buscando. Me siento en el sofá, lo enciendo y me lo pongo bajo la axila. Pasan unos minutos y comienza a pitar, así que lo quito de ahí y lo miro.

39'5°C

Pues sí, tengo fiebre. Me pongo de pie, guardo el termómetro y me vuelvo a mi habitación. Me tiro en la cama, cuando comienza a sonar mi teléfono. Suspiro con cansancio, paso mi mano por la mesita de noche y agarro el móvil. Es mi mejor amiga. Espero a que cuelgue y le mando un mensaje.

Scarlett
Tía, estoy con casi 40 de fiebre así que me
voy a tirar todo el día en la cama.

Si no cojo las llamadas es que estoy descansando.

Justo cuando salgo de la app, me manda un mensaje Renato. Entro al chat y leo.

Renato
Buenos días pequeña, ¿cómo has dormido?

¿Cómo estás?

Scarlett
Buenos días Reb, pues dormir no sé pero me he
despertado con fiebre y no me puedo ni mover.

Renato
¿Cómo? ¿Estabas así ayer ya o no?

Scarlett
No, ha sido hoy.

Renato
¿Necesitas algo?

Me puedo acercar si es necesario.

Scarlett
No te preocupes 😊

Estaré descansando y tirada en la cama.

¿Tú cómo estás? ¿Has dormido bien?

Renato
Yo estoy bien y dormí algo regular.

Estuve pensando en lo que pasó ayer
y estaba preocupado por ti.

Pero he dormido, vaya.

¿Enserio no necesitas nada?

Scarlett
De verdad, además no quiero molestarte.

Sé que tienes que corregir trabajos y exámenes,
no quiero entretenerte de más. No te preocupes.

Renato
Tengo mucho tiempo para corregir cosas.

Cualquier cosa, me avisas y voy.

Por favor.

Scarlett
Está bien, gracias enserio 💜

Renato
Por ti, lo que sea Scarlett.

Te quiero, ¿vale?

Scarlett
Yo también te quiero, Rebonito.

Dejo el teléfono de nuevo en la mesita y me quedo mirando el techo. Me duele hasta respirar. ¿Cómo he podido enfermarme tanto de un día para el otro? ¿Habrá sido por la noticia? No, imposible.

Pasan varias horas, cuando suena el timbre. Miro hacia la puerta, que se puede ver desde mi habitación, pero no me levanto. Vuelven a llamar, así que me levanto cómo puedo y voy hasta esta. Abro, sin fijarme por la mirilla, y miro hacia delante.

—Hola señorita —dice con una sonrisa.
—¿Renato? ¿Qué haces aquí? Pasa, por favor.

Entramos y nada más cerrar, me atrapa entre sus brazos y me da un beso en la cabeza.

—¿Te encuentras mejor o sigue muy mal? —pone su mano en mi frente y la retira—. Estás ardiendo.
—Llevo todo el rato en la cama igual, ya ni sé en qué posición tumbarme porque me duele todo. Pero, ¿cómo es que has venido?
—Estás muy enferma, y sola. Creo que un poco de compañia te puede venir bien, sobre todo por el tema de la comida y demás.
—¿Y los trabajos y exámenes por corregir?
—Me los he traído, puedo hacer dos cosas a la vez.
—¿No te voy a distraer?
—Para nada —sonríe— no te preocupes.
—Bueno...gracias de verdad —copio su gesto.
—No es nada —besa mi frente— te vendría bien un baño caliente para que el cuerpo se estabilice un poco, así que voy a ir al coche a por lo que tengo que corregir y mientras te vas al baño. ¿Te parece bien?
—Me parece genial.
—Perfecto, ahora vengo.

Me da un beso casto, coge mis llaves que están en la puerta y se marcha. Tenerlo aquí me anima un poco, la compañia es buena y más de personas que quieres de verdad.

Nessuno può sapere  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora