TWENTY ONE

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CAPÍTULO VEINTIUNO - PÚDRETE, HASTINGS

En estos días, la joven moderna debe mostrar una mezcla de talentos en su búsqueda de un pretendiente. Debe ser una conversadora ingeniosa, una música consumada y una experta en el arte del desmayo. Porque lograr desmayarse con Mary con una enagua fuera de lugar es un talento muy codiciado. Por supuesto, no todo el mundo ha sido víctima de la fiebre que se extiende por la ciudad de Londres. Sin embargo, la comidilla del pueblo parece ser la gloriosa señorita Calista Bridgerton, parece que en realidad se ha contagiado de gripe, qué alma más triste. Hemos oído que su fiebre aún no ha bajado.

Su hermana, por otro lado, goza de muy buena salud; siendo esta la tercera propuesta que rechaza esta semana, sus ojos están muy puestos en el Príncipe.

La casa Bridgerton estaba extremadamente ocupada, Violet tuvo que hacer malabarismos para atender a Daphne y su próxima propuesta al Príncipe y tuvo que cuidar a su hija mayor que no estaba en condiciones de asistir a ningún evento con la familia. Los Bridgerton no habían sido vistos dentro de la Sociedad por una semana, aparentemente Calista estaba extremadamente enferma. Durante unos días estuvo a punto de irse, pero la fiebre bajó anoche, afortunadamente para su familia, que había tenido miedo de acercarse a ella en caso de transmisión de la gripe que nadie había querido contraer. La han retenido en su habitación durante una semana, y rara vez ha sido bendecida con compañía.

Se había desmayado incluso con elegancia, Violet le había asegurado a su hija mientras Calista lloraba en la cama, luchando por contener el vómito en la boca del estómago. Su cabello estaba recogido en un moño, en un intento de mantenerla cómoda y fresca. La fiebre se había ido hace unos días pero para estar seguros, mantuvieron la habitación bien ventilada. Las ventanas estaban abiertas y las mantas echadas hacia atrás para dejar que su cuerpo respirara. Estaba muerta de hambre, pero no tenía la menor idea de comer, la sopa al lado de su cama no había sido tocada.

Las hermanas ya no compartían una habitación, Daphne ahora compartía una habitación con Eloise, Daphne no estaba demasiado preocupada por eso ya que pronto viviría en Prusia, estaba loca por el Príncipe y era obvio que los sentimientos del Príncipe eran más que mutuo.

–Su excelencia, gracias por atrapar a nuestra Calista antes de que pudiera hacer algún daño. Aunque, no querrías verla, no estamos seguros si todavía es contagiosa–. Violet se asombró ante el duque mientras estaban parados frente a la puerta de Calista.

–Le traje sus flores favoritas, ojalá estas tesis la animen a sentirse mejor pronto–. Dijo dándole girasoles a Violet, una elección extraña, pero una vez le había dicho a Simon que le gustaban las elecciones extrañas.

–Mamá, déjalo entrar por dios–. La puerta se abrió ligeramente cuando Simon tuvo que contenerse para no dejar escapar un resoplido de diversión, aquí estaba ella mintiendo, lo haré y, sin embargo, todavía tenía mucho que decir.

–No es como si ahora pudiéramos tener sexo, ¿verdad? Estoy jodidamente enferma–. Ella tosió, rodando los ojos.

Violet se quedó sin aliento ante la elección de palabras de su hija, sin divertirse en lo más mínimo mientras hablaba sobre el duque de Hastings.

Violet rápidamente los dejó a los dos en la habitación de Calista, él se colocó suavemente a un lado de la cama y levantó el dorso de la mano hasta su mejilla, casi para comprobar su temperatura.

–¿Alguna vez has visto a alguien tan radiante como yo?– Ella le sonrió mientras él se reía con ganas ante la vista frente a él, ella era extremadamente frágil pero nunca perdió su confianza. Él había venido para hacerle saber que se iba del país, pero luchó por que las palabras salieran de sus labios tan pronto como la vio. Tuvo una conversación con Lady Danbury que tuvo sentido para él.

–Todo este tiempo que pasa con la señorita Bridgerton lleva a alguna parte?– Lady Danbury tomó un sorbo de té, mirando a su sobrino. Ella había sido testigo de la forma en que él reaccionó una vez que Calista cayó y estaba segura de que había sentimientos allí, pero él nunca lo admitió.

–¿No será simplemente tiempo bien empleado?

–Un noviazgo prolongado es una cosa, pero ahora está muy claro para cualquiera que tenga ojos que Calista Bridgerton ha llamado la atención de unas cuantas caras más, no olvidemos a Lord Ramsey. Si tiene planes para la chica y desea casarse con ella, debe hacerlo ahora, antes de que los hombres se olviden de su existencia. Pero si simplemente está coqueteando con ella, y si ella pierde la oportunidad de un matrimonio tan extraordinario, simplemente porque está demasiado envuelta en sus encantos. Bueno, ella sería una tonta, y nunca le perdonaría su descuido.

–La señorita Bridgerton está lejos de ser tonta y Lord Ramsey acababa de proponerle matrimonio a una dama.

–Entonces solo estás siendo cruel, y ambos sabemos que te enseñé algo mejor que eso.

–Ya no necesitaré más su ayuda, señorita Bridgerton–. Se miró los zapatos, demasiado asustado para mirar a los ojos a la mujer de la que se estaba enamorando poco a poco.

–¿Qué?– susurró ella.

–Lo que me han brindado las madres y las hijas por igual para llevar mis asuntos en paz mientras permanecía en Londres. Así ha tenido éxito nuestro arreglo, señorita Bridgerton. Lord Ramsey ya no está interesado en ti y yo tampoco.

–Deja de llamarme señorita Bridgerton–. Ella ordeno.

–Estas mismas circunstancias prueban que nuestra artimaña debería terminar aquí.

-¿Qué he hecho mal? ¿Te avergüenzas de Somerset House? Sabía que no me sentía bien, pero aun así decidí ir. Me disculpo-. Siguió divagando, por supuesto que él habría estado completamente avergonzado, pensó.

–No, Calista, no me dio vergüenza. Me preocupé por tu salud. Parece que te estoy alejando de las atenciones en otros lugares.

–¿Atenciones? ¿De qué estás hablando?- preguntó ella, deseaba que él hubiera hecho esto más tarde cuando al menos se veía bonita, pero todavía era bonita para sus ojos en este momento.

–Tu hermano tenía razón. Soy y siempre seré un libertino. Antes de que te corrompa más–

–¿Corromperme? Esto es ridículo, sabes muy bien que no soy inocente. No somos inocentes, lo que pasó esa noche– se puso de pie, solo en bata, sin avergonzarse de cómo debía verse.

–Esa noche no debió pasar.

Ella estaba herida
Él estaba sufriendo.

–Le aseguro que soy bastante capaz de decidir los límites de mi propia propiedad. Ambos lo sabemos. Pensé que tú y yo éramos amigos, pensé que tú…

–Nunca fuimos amigos. No creo que pueda haber una idea más ridícula que la de que seamos amigos. Una jovencita, apenas fuera de sus cuerdas principales, eras una conveniencia, una diversión, una hermosa en eso, pero nada más. Ahora que he concluido mi negocio en la ciudad, seguiré adelante. Te sugiero que hagas lo mismo-. Se puso de pie, dejando a Calista sin palabras, sin un comentario ingenioso para regresar con el Duque, quien salió apresuradamente de la casa Bridgerton sin decir palabras, ni siquiera un adiós.

Ella se quedó allí, luciendo como el Infierno mientras las lágrimas amenazaban con derramarse. No podía creer que él la hubiera dejado, dejado la artimaña que tanto deseaba que fuera real. Se dio cuenta de que no debería haber estado de acuerdo con eso por tanto tiempo, completamente inconsciente de que anhelaba estar a su lado, como uno solo.

–Mamá, tráeme un maldito vestido–. Gritó mientras salía de la habitación, casi rompiéndose en el proceso, todavía estaba bastante débil pero asistiría al baile de esta noche aunque fuera lo último que hiciera.

CALISTA - TRADUCCIÓN Where stories live. Discover now