NINETEEN

1.9K 172 1
                                    

ARTE DEL DESMAYO

CAPÍTULO DIECINUEVE - LECHE?

Caminó de puntillas por los pasillos, hacia el lavadero donde nunca antes había estado cerca, pero estaba buscando desesperadamente leche tibia de su sueño explícito del que acababa de despertarse, estaba comenzando a convertirse en un suceso nocturno: soñar con el duque de Hastings, estaba notando ligeras posibilidades en sus sentimientos por el hombre. Cómo no iba a hacerlo, había dejado que él la tocara en lugares que solo ella y Arthur habían tocado. Ella había asistido a un evento hace unas noches junto a Simon, bailaron y rieron toda la noche entre otras cosas, para ser completamente honesta, olvidó que su noviazgo era una artimaña.

Se quedó apoyada contra la pared en la habitación muy vacía, tratando de encontrar algo a lo que agarrarse, que resultó ser el hombro del duque por el momento mientras se besaban con una necesidad ardiente.

–¿Hermana? ¿Qué estás haciendo?– Escuchó la voz de su hermano mayor, Anthony detrás de ella confundido sobre por qué se dirigía a la cocina.

–No podía dormir. Pensé que un poco de leche tibia podría ayudar.

–¿Debo llamar a un sirviente?–, preguntó.

–Cielos, no, no puede ser tan difícil. ¿Te gustaría unirte a mí?– Ella preguntó y él la alcanzó. Se encontraron frente a la estufa, sin saber cómo encender el maldito y extraño artilugio que las criadas usaban a diario.

–Deberíamos encenderlo–. Se rascó la ceja, pensando en cómo nunca antes se había acercado a esta maquinaria.

–Anthony, deberías encenderlo–. Agregó y empujó a su hermano hacia adelante, queriendo que se avergonzara por no saber más que ella.

–Sabes, está bastante húmedo afuera, así que deberíamos tener leche fría–. Él informó y ella sirvió un vaso de refrescante leche fría para ambos.

–¿Viste cómo Daphne bailó con el Príncipe? Creo que son una pareja perfecta en el cielo–. Calista adulaba que su hermana finalmente conociera a alguien que le gusta.

–Sí, debo estar de acuerdo contigo, se llevan muy bien.

–¿Puedo hacerte una pregunta, hermano?– Interrogó una vez que terminaron su leche, sin querer irse a la cama todavía.

–Mientras no tenga nada que ver con el funcionamiento interno de esa cosa–. Se burló.

–Se trata del duque.

–¿Qué pasa con el duque?

–¿Sabes la razón por la que se opone tanto al matrimonio? Es tu amigo más cercano. Seguramente debes saber cosas–. Ella suspiró levemente, pero lo suficiente para que Anthony se diera cuenta de su comportamiento cambiante con respecto a Simon. Quería saber sobre el duque sin necesidad de preguntarle. Sería estúpida si supusiera que él alguna vez se casaría con ella, no era virtuosa como los otros debutantes, pero él nunca la trató de manera diferente, la trató como si fuera la criatura más delicada que había en la Tierra y, sin embargo, la había consentido.

–Las cosas que sé ciertamente no son para tus oídos–. Antonio suspiró.

–Qué tonto de mí al siquiera preguntarte acerca de esas cosas–. Ella negó con la cabeza, sintiéndose estúpida por preguntar por él.

–Él apenas conoció a su padre. Nunca conoció a su madre. Ni un hermano. El duque creció de manera muy diferente a nosotros, Lista. En todos los años que lo conozco, no ha mencionado a su supuesta familia ni una sola vez. Él ha pasó toda su vida solo. Él lo prefiere así.

Entendió por qué él consideraría pasar su vida solo, pero le dolía un poco el corazón: la idea de que él no tuviera a nadie a su lado no le sentaba bien. Aparentemente, ella quería ser esa persona y acababa de darse cuenta de que su noviazgo era solo falso, Simon pronto la dejaría caer como una bomba.

–No debes preocuparte por sus problemas. Simplemente debes saber que algunas personas no están destinadas a estar juntas, sin importar cuánto deseemos lo contrario–. Anthony se puso de pie y lavó cada vaso en el lavabo. Calista ayudó guardandolos en la alacena.

–Pero, ¿y si lo somos?– preguntó, impidiendo que su hermano se alejara y se dirigiera a su estudio para ponerse al día con el papeleo nocturno.

–Calista, no puedes hablar en serio–

–Es encantador.

–Arthur era encantador, lo que estoy tratando de decir, todos los hombres también son encantadores con una mujer que encuentran algo beneficiosa para ellos–. Anthony dio una conferencia.

–He hecho un verdadero lío de cosas, creo.

CALISTA - TRADUCCIÓN Where stories live. Discover now