Marvel: Breezing Through History como un eterno

Capítulo 98: Lalisa, ámame, Lalisa, ámame. 1503 - 1519 d.C.

Leonardo tenía ahora sesenta y tantos años. En estos días, se mantiene solo, sigue dibujando diseños y pintando. En este momento, estaba pintando a alguien, la esposa de un comerciante textil.

Era bastante joven y tenía una expresión facial bastante extraña. Su rostro era muy interesante para Leonardo, y decidió que tomaría mucho tiempo terminarlo, sin mencionar que tenía que terminar la pintura de los Eternos.

Verás, Leonardo tenía la costumbre de no terminar las cosas... él mismo lo sabía, pero ahora, estaba decidido a terminar ambos, como uno de sus últimos trabajos como pintor.

Se estaba haciendo más y más viejo, y no le gustaba nada, quería hacerse un nombre una vez más, antes de que la muerte lo reclamara. Siguió trabajando solo, tratando de terminar las dos pinturas.

—

[1506 d. C.]

Leonardo se iba de Florencia. Ahora caminaba hacia la residencia de los Eternos y llamó a la puerta.

Ajak lo saludó y vio que estaba triste.

"¿Qué te pasa, Leo?" preguntó Ajak.

"Ajak, me voy". dijo Leo, lo que hizo que Ajak sonriera levemente. "El gobernador de Milán me pidió que viniera... y probablemente no volveré".

"Bueno, buena suerte Leo, ha sido un honor conocerte". dijo Ajak, palmeando el hombro del anciano.

"¿Pero la pintura?"

"Está bien", dijo Ajak. "Tráelo contigo, como un recordatorio de nosotros".

"Entonces, ¿cómo se supone que voy a pagarte por todo este tiempo?" preguntó Leo, con la voz quebrada.

"Solo vive una buena vida". respondió Ajak. "Será más que suficiente para nosotros... Tal vez visitemos tu tumba si has muerto".

Leo le sonrió. "Gracias Ajak, por todo este tiempo".

"No lo menciones".

—

[1516 d. C.]

Leonardo estaba ahora en la ciudad del Vaticano, el Papa León X lo había contratado para trabajar en algunas cosas para él, pero Leo estaba enfermo, había tenido un derrame cerebral en este par de meses, había tratado de terminar la Mona Lisa y los Amables Eternos, pero su salud no se lo permitió.

Sin embargo, lo intentó, ahora le temblaban las manos, ya casi no podía pintar, pero se esforzó.

Luego escuchó la noticia de que el rey Francisco I se hizo cargo de Milán, por lo que siguió al Papa León X a Milán, donde conoció al rey.

El rey dijo que admiraba el trabajo de Leo, lo que halagó a Leo. el rey preguntó si podía hacerle un cuadro y se quedó en Francia.

Leo accedió a regañadientes y siguió al rey a Francia.

—

[1518 d. C.]

Leo ya no puede pintar, solo podía enseñar a la gente a pintar... Leo trató de terminar Mona Lisa y los Amables Eternos, pero no pudo. Solo podía lamentarse y arrepentirse de no haberlo terminado.

Leo se está muriendo, ya ni siquiera puede mover su mano derecha. Solo podía mirar sus creaciones, suspirando arrepentido.

—

[1519 d. C.]

Leonardo da Vinci había muerto, dejando sus obras a su heredero. Leonardo murió en los brazos del rey, declarando su última voluntad.

Leonardo, en su último testamento, le dio al rey la pintura de Mona Lisa y los Amables Eternos. Y así, el rey puso la pintura en la colección real. Una simple pintura de una mujer joven, el rey sabía de Mona Lisa, como vio a menudo, Leonardo trató de terminarla, pero ¿la otra pintura? No sabía nada de eso.

Abrió la tela que cubría el cuadro. El rey pensó que era la pintura más peculiar que había visto en su vida.

Era una pintura que representaba a 11 personas. 6 hombres, 4 mujeres y una pequeña... ¿niña? ¿Chico? El rey no puede decirlo.

Llevaban ropa de diferentes colores. Se sentaron alrededor de una mesa larga, mientras miraban directamente al pintor, o en este caso, al rey. Tenían diferentes colores de piel, diferentes expresiones, diferentes personalidades... pero el rey de alguna manera podía decir que había algo especial entre todos ellos, un aura majestuosa... un aura sabia.

Leonardo, a diferencia de muchos de sus cuadros, había firmado este cuadro.

'LV, eterno'.

"Eterni..." murmuró el rey. Examinó la pintura una vez más... y pensó... esta podría ser la mejor obra de Leonardo da Vinci.