4

5.7K 451 37
                                    

Han pasado cinco lunas desde el banquete en honor a su compromiso, Daemon está de pie frente al gran árbol del jardín de la Fortaleza roja, respirando el aire puro que golpeaba su rostro y movía sus cabellos que poco a poco crecían de nuevo.

Sintió el frío del pequeño collar que le había regalado Viserys en el cuarto día de cortejo, el anillo de plata que formaba la pequeña silueta de Caraxes permanecía quieta en su dedo medio, Daemon lo giro sobre sí mismo, sonriendo.

Los días se cortejo habían empezado el día después del banquete, Viserys ha cazado grandes bestias por él, ha mandado a forjar las más bellas joyas para él, su armario se vio abarrotado de nuevas prendas de seda que Viserys había mandado a hacer especialmente para él. Una de sus favoritas era la túnica de tela negra y roja que tenía bordados ambos dragones de la pareja real, aquella prenda lo hizo amar más aquel cortejo que, en su momento, había visto innecesario.

"Mi luna, ahí estás." La voz de Viserys detrás de él lo hizo girar, encarando a su rey.

Daemon saludó con un asentimiento. "Su alteza." Sonrió hacia él cuando los brazos de Viserys lo rodearon completamente, atrayendo su cuerpo hasta él. Daemon sintió las manos de su prometido pasar por su espalda baja, hasta posarse cómodamente en su vientre plano vestido por una túnica roja y camisa de cuero negro, el omega observó la mirada soñadora de su prometido al tocar su vientre. "No sabes disimular, Viserys." Habló con tono divertido.

Viserys negó sonriendo. "He sido transparente contigo incluso cuando tú no sabías comprender mis palabras."

Daemon sonríe. "Si estás tan ansioso por darme un hijo, ¿por qué no me llevas hasta tus aposentos?" Sonrió de lado, acercando su mano para acomodar la túnica de su rey.

Viserys respiró profundo. "Sabes que me gustaría tomarte sabiendo que estamos unidos ante los dioses, no quisiera que la gente hablara sobre mi príncipe llevando una marca mucho antes de la boda." Dijo.

Daemon soltó aire simulando una risa sin sonido. "Sabes que mi reputación no es la mejor desde hace años." Dijo, posando sus ojos lejos del rostro de Viserys. Él sabe que a Viserys ha llegado información sobre sus movimientos en las calles de Desembarco del rey desde que pudo burlar a la guardia real e irse de la Fortaleza roja sin ser descubierto, si bien nunca dejó que alguien más lo tomara, sabe que ese secreto es algo que solamente él conoce, el pueblo murmura desde hace mucho cómo ha buscado en la Calle de la seda que lo tomen cualquier tipo de alfas, los rumores llegaban a oídos de la Mano que con gusto advertía al rey de un posible bastardo, aunque Daemon había deseado que su hermano no creyera aquello, tampoco encontró el sentido de tratar de aclararlo. Sí, tomó a betas, pero no confió en nadie para ser tomado, en sus celos había preferido ir a Rocadragón y encerrarse hasta que pudiera ser él mismo nuevamente.

Ahora que está comprometido con Viserys, los rumores de su prostitución le pesan, quería rascarse esa picazón.
"Mi amor, sabes que esos rumores nunca me interesaron." Tomó la mejilla derecha del omega, acariciando suavemente.

"Antes no me tenías como prometido." Dijo. "Te molestará saber que he sido tocado por otras manos."

Viserys río bajo. "No me molestará si mis manos son la únicas que te tocarán hasta nuestros últimos días." Viserys besa los labios rosados de su omega.

"Nadie me ha tomado, Viserys." Susurra tan bajo que, si no estuvieran tan cerca, el rey no hubiera podido escucharlo. "Necesito que lo sepas. Tal vez no puedo entregarme a ti totalmente casto pero–" El dedo de Viserys en sus labios lo hizo callar.

"Nunca te importó lo que otros pensaran de ti." Dijo Viserys, tratando de calmar al omega, su olor se estaba volviendo angustioso. No se dio tiempo de pensar en que Daemon no había sido tomado por nadie, lo único que le importaba era calmar la angustia de su omega.

La sangre del dragón. ─═✧Visemon Onde histórias criam vida. Descubra agora