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El matrimonio le ha sentado bien a ambos soberanos. Viserys se ha sentido menos tenso de lo que nunca ha estado antes, ahora pasa más tiempo en otros lugares que no sean sus aposentos con su maqueta o en el trono de hierro teniendo que gobernar.

La pareja había decido, después de la semana en la que tenían que compartir habitación, que no querían dormir en habitaciones separadas, o más bien, Daemon fue el primero en decirlo cuando Criston Cole y otros dos guardias fueron una mañana a los aposentos del rey con la intención de sacar las pertencias del rey consorte para trasladarlas a la que sería su habitación.

"¿Que ustedes qué?" Daemon, quien había abierto la puerta, observaba a Ser Cole, el cual estaba parado frente a otros dos guardias, los tres se veían nerviosos mientras Daemon los observaba con enojo. "Interrumpen mi desayuno con mi alfa para venir y anunciar que viene a sacarme de nuestros aposentos." Daemon gruñó la palabra 'nuestros'. Viserys, quien estaba en el balcón, había escuchado el gruñido de su omega y el lazo se había tensado con la furia creciente de su consorte.

"¿Qué está pasando?" Viserys camina hasta su omega y los tres guardias afuera, quienes le hicieron una reverencia al verlo.

Ser Criston habló. "S–solo seguimos las órdenes de la Mano, su alteza. El consorte tiene una habitación esperándolo cerca de la suya y..." Entonces Criston se había callado de repente, la punta afilada de la hermana oscura estaba muy cerca de su cuello y Daemon la blandia con intensiones asesinas. Viserys ni siquiera se había dado cuenta de que la hermana oscura descansaba apoyada en la pared detrás de la puerta. "Dile a Otto que si vuelve a ordenar algo que tenga que ver conmigo y mi esposo, yo mismo le cortaré la lengua." Daemon siseó, apretando la punta de su espada en el cuello de Criston.

Viserys interrumpió, no quería que su consorte se manchara con la fuente de sangre que seguramente sería el cuello de Ser Criston. "Daemon, querido, no tienes que amargar tu mañana de esa forma. Yo mismo le haré saber a Otto que no vuelva a repetirse este acto tan absurdo e imprudente." Viserys habló en tono duro. "Y tú, Ser Criston, antes de correr para cumplir las órdenes de mi Mano, recuerda que yo soy el rey." Ser Criston asintió varias veces, disculpándose y marchándose con los otros dos por donde había venido.

Ese día, horas después, Daemon se deleitó sentado sobre el trono de hierro, bueno, sentado en el regazo de Viserys sobre el trono de hierro, mientras Otto lo observaba desde abajo siendo reprendido sin piedad por Viserys. "Si mi omega vuelve a molestarse por algo que te involucre a ti, dejaré que la hermana oscura te atraviese." Otto Hightower asintió muchas veces. "Lárgate."

Esa noche Daemon se arrodilló ante su rey para demostrarle los feliz que le hacía cuando su alfa lo defendía. Daemon claramente no necesita protección de ningún alfa, pero verse un poco sumiso al ojo de Viserys es algo a lo que Daemon no se opondrá.

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"Escuché que espera al rey Viserys tendido en la cama, con las piernas abiertas para que el rey lo embista como una prostituta de la calle de la seda."

"¿Quién pensaría que el príncipe guerrero se vería reducido a un simple omega esperando a que lo folle su alfa."

"Apuesto que ya se le olvidó como blandir una espada."

Daemon arrojó su copa de vino al muro más cercano. "¿Qué más?" Pregunta con la mirada fija en la pared de ladrillos.

Su informante da unos pasos atrás, temeroso de que el rey consorte le arroje algo a él.  "Lo mismo, mi señor, creen que se ha vuelto débil y... Necesitado. Sus palabras, no las mías." Se apresuró a aclarar el guardia.

Daemon quería arrancarle la cabeza a alguien. "Busca mi armadura, saldremos."

El guardia alzó las cejas. "¿A dónde, mi señor?"

La sangre del dragón. ─═✧Visemon [INCONCLUSA] Where stories live. Discover now