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Los rojos habían sido convocados a la capital por la propia reina, quien consideraba crucial su presencia en la disputa entre Lucerys Velaryon por Driftmark

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Los rojos habían sido convocados a la capital por la propia reina, quien consideraba crucial su presencia en la disputa entre Lucerys Velaryon por Driftmark. Aunque Daemon y Visenya sabían que Alicent probablemente pretendía insinuar una posible alianza, estaban dispuestos a escucharla, aunque fuese para rechazarla.

Maekar ayudó a su madre y a su pequeño hermano a descender del imponente dragón Onyx, quien parecía regocijarse al regresar a la capital. Megara, en cambio, no dejaba de soltar comentarios cargados de pasividad y agresividad. —Detesto venir aquí— farfulló mientras bajaba de la majestuosa bestia roja. Observó con disgusto a la reina y a sus hijos, especialmente a Aemond, a quien prefería evitar.

—Tía Visenya— Exclamó Helaena, abrazando efusivamente a quien consideraba su tía, a pesar de no tener un vínculo sanguíneo tan directo. Dareen miró fijamente a la reina mientras ambos intercambiaban sus títulos. Otto siempre le había dicho a Alicent que era mejor mantener una buena relación con el primer varón del rey. Dareen había sido criado por Visenya y Daemon, quienes destacaban por sus cualidades sanguinarias y estratégicas. La mirada de Aemond se encontró con la de Megara, pero esta última no le prestó atención, concentrándose en saludar al hermano mayor del príncipe.

Un guardia escoltó a Daemon, Visenya y Dareen hasta los aposentos del rey Viserys. Al ingresar, el ambiente se encontraba cargado de un silencio inusual. La princesa bastarda se percató de inmediato de que la maqueta que tanto amaba estaba cubierta de polvo y descuidada, algo que años atrás no habría sido permitido.

—Hermano— preguntó Daemon. Visenya iba un poco más rezagada, tomando la mano del príncipe, quien la sujetaba con fuerza, denotando su nerviosismo por ver el estado de su hermano, aunque se esforzara por no demostrarlo. A medida que se acercaban, notaron que Viserys yacía en la cama, con un vendaje cubriendo su ojo. Daemon retrocedió un paso, y Visenya fue la primera en aproximarse.

—¿Quién está ahí? —preguntó Viserys con voz débil.

—Primo— murmuró Visenya con calma, "soy Visenya, mi rey. He venido aquí con Daemon y Dareen".

—¿Daemon? ¿Hijo? — el rey comenzó a susurrar repetidamente los nombres de su hermano menor y de su hijo bastardo. Visenya lo miró y le ofreció una sonrisa tranquilizadora. "Ayúdame", pidió Viserys. Fueron auxiliándolo para acomodarse, y Viserys tomó la mano de Visenya, inundándolo de recuerdos. "Ha pasado tanto tiempo".

𝐏𝐔𝐑𝐄 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 ⋆ 𝐃𝐀𝐄𝐌𝐎𝐍 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora