Preach ↠Jichen/Chensung↞

❥19

Había llegado justo a tiempo, puesto que vio al abuelo de Jisung bajando las escaleras cuando bajó del autobús, por lo que se apresuró a esconderse y asegurarse de que no lo vería subir ni entrar.

Le sudaban muchas partes de su cuerpo que ni siquiera podía mencionar sin que le diera vergüenza y tenía las manos entumidas a cada lado de su cuerpo, ancladas sin poder moverlas en absoluto.

Sabía que el abuelo de Jisung no regresaría hasta las siete, pero hacer cosas a las espaldas de otras personas siempre lo hacían sentir ansioso, como si el tiempo fuera a correr en su contra y no lo dejara hacer las cosas que quería.

Subió las escaleras de dos en dos, con el corazón en la garganta y las manos tan sudorosas que casi no podía agarrarse del barandal.

Hyojung había dicho que Jisung no estaba molesto, pero Chenle en su lugar lo estaría, había hecho enojar a su abuelo sin razón y ahora seguramente estaba castigado, debería estar molesto, más que molesto, Chenle lo entendería perfectamente sí ese fuera el caso.

Volvió a ver la placa de metal con el “Park” escrito y volvió a sentir los mismos nervios de la primera vez.

Aunque esta vez sabía un poco más sobre lo que se iba a encontrar del otro lado: Jisung solo en casa, tal vez viendo la televisión o jugando algún juego de mesa, quizás usando el internet, ¿tendría dónde usar internet? Sacudió la cabeza para despejar sus pensamientos y tocó el timbre con mucha menos vacilación que ayer.

Del otro lado escuchó unos pasos, ligeros, muy ligeros, como de alguien arrastrando los pies por el suelo, así que se colocó al centro de visión de la mirilla de la puerta, para poder sonreír mientras esperaba a que Jisung saliera.

Entonces escuchó los seguros de la puerta y esta se abrió apenas lo suficiente para poder ver el rostro de Jisung por una esquina.

—¿Chenle? —Él sonaba sorprendido—. ¿Qué haces aquí?

La segunda pregunta la hizo mirando detrás de Chenle, hacia el pasillo por donde estaban las escaleras, probablemente esperando a que su abuelo saliera de algún lado.

El seguro de la puerta le quedaba a la altura de la boca y mantenía la mitad de su rostro oculto detrás de la puerta, parecía nervioso, llevaba un par de guantes rojos de látex en las manos, sostenía una escoba con ambas manos y tenía el cabello desordenado, apuntando hacia todas las direcciones posibles.

No parecía molesto, cosa que Chenle en parte agradecía, pero tampoco parecía particularmente feliz de verlo.

—Yo sólo... —Se interrumpió para pasar saliva y tomar aire, balanceando el peso de su cuerpo de los talones a las puntas de sus pies al menos dos veces—. Pasaba por el vecindario y se me ocurrió saludar.

—¿Pensabas venir aún con mi abuelo aquí? —La pregunta sonó como reproche, Chenle pasó saliva.

—No. —Al decirlo le salió un gallo, así que se aclaró la garganta—. No, ahm, Hyojung me dijo cuándo salía para que pudiera decirte que lo siento.

—¿Ella te dijo dónde vivo?

—¡Está preocupada! —chilló Chenle, bajando la voz después de darse cuenta de que se estaba alterando—. No le has respondido los mensajes, sólo queríamos saber cómo estabas.

Jisung se quedó repentinamente callado, lo miró fijo a los ojos —algo que nunca hacía— y luego parpadeó antes de mirar dentro de su departamento un segundo.

—De acuerdo. Estoy bien —aseguró, encogiéndose de hombros de forma casi imperceptible—. Y acepto tus disculpas. Sí eso es todo, puedes irte.

Hizo el amago de cerrar la puerta y Chenle ya había decidido mentalmente que estaba bien, eso podía ser todo por aquél día.