take me

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Llévame.

Jimin, la misma persona que hace unos meses no sabía besar correctamente, ni lo que significaba tocar y ser tocado, de alguna manera encontró cierta confianza para ser sugerente con el hombre que lo hace sentir todo tipo de cosas.

Y le encanta. Se siente tan bien que podría volar. Nada en el mundo entero podría impedir que su corazón se disparara como lo estaba haciendo.

"Tienes esto." Con un rápido asentimiento de agradecimiento a Hoseok y un pulgar hacia arriba de buena suerte, Jimin empuja hacia el frente de la fila. Hoseok le había confiado la apertura, y les mostrará a todos que fue una buena desición.

Cinco. Cuatro. Tres. Dos. Uno. Encuentra su lugar en el escenario. Y luego, una luz cegadora.

No piensa mucho mientras baila, excepto por un murmullo ocasional de un conteo en su cabeza. Cuando se trata de su habilidad, solo son él y la música. Justo como cuando empezó; una conexión innata nacida dentro de él y que no hizo más que crecer. Mientras se mueve, siente como si sus extremidades estuvieran cortando el aire con precisión. Se mueve a través del silencio, y cuanto más entusiasta es en sus pasos y giros, mejor puede allanar el camino para la melodía.

La música se vuelve más y más fuerte con cada maniobra que crea. Se eleva, cae, se expande, se contrae, respira, se detiene... hasta que el silencio espectador, ya no está, y a través de su cuerpo, la música y su melodía se convierten en una presencia sin límites que lo envuelve en todas partes.

La música se detiene después de unos minutos más y su cuerpo se detiene con ella, un shock para él como siempre. Rápidamente, Jimin regresa desde el interior de su alma al mundo que lo rodea. El ruido vuelve corriendo; los aplausos, los silbidos, los vítores. Son todo para él. Y sonríe grande, porque todos los demás también lo hacen y eso solo puede significar que salió bien. La luz se atenúa nuevamente, y es su señal para abandonar el escenario y dar paso al siguiente artista, no sin antes ir a abrazar a Hoseok.

"Estuviste deslumbrante." Es todo lo que el omega logra decirle antes de apretar sus manos y marcharse para ocupar su lugar. Jimin sonríe, le desea buena suerte y lo deja ir, queriendo que siempre luzca tan feliz y orgulloso como ahora. La música, con un tono diferente al anterior, comienza y Hoseok se mueve con ella.

Detrás de la cortina, la curiosidad de Jimin saca lo mejor de él y rápidamente escanea el área. Efectivamente, Taehyung está a la derecha junto con los otros lobos que se preparan para su presentación, un par de filas atrás pero con una vista clara, con una sonrisa amplia y orgullosa que contrasta con la oscuridad de sus ojos.

"Perfecto." Taehyung gestícula con la boca, sabiendo exactamente el momento en que los ojos de Jimin se posaron en él. Responde con una sonrísa, lanzándole un beso de buena suerte.

"¿Cuántos están presentando?" Pregunta Jimin en el momento en que vuelve a ponerse el abrigo y el resto del equipo ha realizado sus presentaciones. Todo había ido bien, y Hoseok radiante a su lado era la prueba de todo.

"Alrededor de veinte, si no me equivoco, y creo que la mayoría de ellos son omegas." Responde Hoseok, con las puntas de su cabello rojo pegadas a su frente. "¿Reconoces a alguno de ellos?"

Los dos regresan a la multitud y encuentran una mesa tranquila para sentarse y beber algo de agua. No había sido un gran problema cuando a Jimin le toco su presentación, principalmente porque solo había venido a hacer una reverencia, mostrarse y rápidamente irse para volver a la comunidad beta, algo que ninguno de los demás betas había hecho.

"Sus rostros me son familiares, pero creo que nunca he hablado con alguno de ellos." Señala, estirando el cuello para tener una mejor vista de la fila que se preparaba para subir al escenario. Para su satisfacción, Taehyung estaba más cerca de su turno. "Realmente solo salía con Tae."

Soulmates [vmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora