Capítulo 23| Aprendiendo a ser papá

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Dedicado a: IzisMacleain cctv2001 Lali1202 FatimaLopez099 Inocenciabritez

✨🛐Y a todos mis dulces Shippers.

No hay mejor sensación que despertar después de largas y deliciosas horas de un sueño profundo

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No hay mejor sensación que despertar después de largas y deliciosas horas de un sueño profundo. En este mundo de omegaverse el celo dura tres días por lo cual el Alfa Kengkla estuvo postrado en la cama con su pareja durante todo ese tiempo.

Se sintió como renovado cuando recuperó la consciencia, no obstante, no quería echar a perder ese momento íntimo donde amaneces al lado de la persona que amas luego de hacer el amor.

Lentamente giró al otro lado de la cama, estiró su mano, y a tientas tocó las sabanas en busca del cuerpo de su Omega. Finalmente consiguió dar con lo que parecía ser su pecho por lo que acomodó su cabeza en esta zona.

«¿El pecho de P'No siempre fue tan duro como una roca?» Somnoliento comenzó abrir lentamente los ojos.

De pronto la cara de alguien apareció en su campo de visión haciendo que se cayera de la cama del susto.

¡¡¡¡AHHHHHH!!!

Jaló las sabanas al suelo cubriendo desesperadamente su desnudes. 

Kengkla estaba viviendo una de sus peores pesadillas. El hombre con el que había despertado no era su P'No, era el maldito de Type. El sureño sonreía con
satisfacción como si traumarlo de por vida fuera uno de sus mayores logros en la vida.

Ahora Kengkla necesitaría darse unas diez duchas con cloro para quitarse el aroma del Alfa sobre su cuerpo. Era tan repugnante. Honestamente prefería mil veces oler a Pond, que a su rival, y eso ya es exagerar.

—¿Dormiste bien, amor?— Se burló el ex futbolista, pretendiendo ser un frágil Omega al que acaban de desvirgar—. Te dije que no te vinieras dentro, ahora ya siento las pataditas del bebé.

—¡¿Qué mierda haces aquí?!— Demandó una respuesta enfurecido.

—Compartiendo cama con tu esposa. ¿No lo ves?— Sonrió el descarado Type—. Tenía miedo que no fueras capaz de complacer a mi amigo con tus miserias,
así que vine a echarte una mano.

Kengkla sabía que el sureño solamente lo estaba provocando, pero aún así no podía sacarse de la mente la imagen de su Omega siendo acariciado por otro hombre que no era él.

En cuanto frunció el ceño comenzó a esparcir feromonas venenosas que de alguna manera consiguieron afectar al sureño pese a que no lo demostró en su rostro.

—¡¿Dónde está mi omega?!— Rugió.

—¡Cielos! No aguantas una broma. El Maldito P'No está abajo en la sala. Vine porque hay algo que debemos contarte así que báñate y baja— Saltó de la cama

Klano| El Juego de las mentirasWhere stories live. Discover now