Capitulo X - Mona Lisa en las Estrellas

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Narra Raphael:

Ya van 3 días desde que Mona llegó a la tierra, ésto me tomó por sorpresa, me dió un sentimiento de felicidad supongo, pero verla herida hace que el corazón se me caiga hasta el suelo, quedó inconsciente todos los días voy a verla me molesta no poder hacer nada para ayudarla, lo único que puedo hacer es ayudar a Donnie en lo que él me pida, me dice que ella va a estar bien, está en una cama en el cuarto de enfermería que tenemos en el taller de Donnatello, me traje una silla y me quedo ahí casi todo el día sí es que no me necesitan afuera.

Sólo paso las horas a su lado esperando su despertar, aún tengo muchas preguntas respecto a lo que mencionó antes, por ahora sólo deseo verle bien, le platico y le hablo por largos ratos sé que no puede oírme pero aún así lo hago, éso calma mis nervios, ya van 2 días más, ya siento la espalda torcida por dormir encorvado en ésa silla, Donatello me regaña por no querer moverme de ahí, al final se resignó por mi terquedad y mejor me trae el mismo el plato de comida, pasó el sexto día, el séptimo, el octavo, noveno, maldición así llegó a ser 2 malditas semanas, para lo único que me moví fue para acearme, volví a mi respectivo lugar al lado de su camilla, estoy cansado, sostengo su mano y está helada.

- Gracias, por cumplir tu promesa, yo, yo te extrañé mucho.

Me incline sobre la silla hundiendo mi cara entre mis brazos cruzados sobre la cama, ahí con el rostro hundido las primeras lágrimas de impotencia comenzaron a salir, ya no aguante mas y las dejé salir,  lloré en silencio, lloré por sentirme tan sólo, lloré por no poder protegerla, lloré por sentir esté absurdo sentimiento de felicidad egoísta al pensar que se quedará conmigo en este infierno, lloré porque la extrañaba tanto que no me dí cuenta antes de todos los sentimientos ahogados que tenía, y así lentamente me quedé dormido.

Mientras dormía, soñaba, soñaba con ésa última vez que nos vimos e hizo ésa promesa, yo sostenía sus manos, recuerdo aún su tacto, es el mismo que siento sobre mí ahora, en este momento, cómo sí ella me acariciará delicadamente.

- Raphael. . .

Oigo su voz, suave y bajó pero es ella, vuelvo a sentir su tacto sobre mí, tan cálido. . .

- Raphael

Está vez lo oigo tan claro, despierto lentamente de mi sueño aún siento el  cálido tacto de su mano abro los ojos para encontrarme con los de ella, finalmente veo su mirada conciente, tardé unos segundos en darme cuenta que ésto ya no era parte de mi sueño.

- Raphael

Me dijo suavemente con una leve sonrisa.

- Mona, Mona Lisa!

Parpadeó un par de veces creo que mi expresión sería de sorpresa e ilusión, pude notar que se enternecio con mis gestos, río suave y me sonríe, sin más me levanté con torpeza subiendome a la cama para abrazarla con fuerza hundiendo mi cara en su hombro.

- me alegro que por fin despiertes

Le susurre en voz baja, ella me da unas palmadas en la espalda.

- yo también estoy feliz de estar contigo.

Sus brazos me rodean lo mejor que puede, aún no está recuperada por completo, sentía un fuerte deseo de estar ahí abrazado a ella.

- Raphael, yo también quisiera quedarme así pero, ejem, pesas -tratando de no arruinar el momento - por cierto, casi no te reconocí, estás muy alto.

Me abraza un poco más fuerte unos segundos más, me acaricia la cabeza, nada podría arruinar este momento exepto. . .

- Buenos días, vine a ver cómo es.... Aaaaaaah, . . . . ¿Interrumpo algo?

Rojo y Morado 2 colores en el desierto  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora