Capítulo III - Recuerdos con Veneno parte 2

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Narra Raphael:

No recuerdo en que momento cerré los ojos porque acabo de abrirlos, toco mi pecho, porque siento algo caliente escurriendo de ahí, retiro mi mano, esta manchada de sangre, es mi sangre, y ve me aquí, tirado en medio de la nada a punto de morir desangrado.

La tierra mi alrededor la siento temblar, hay algo que se mueve debajo de ella, y frente a mí emerge una enorme serpiente mutante, me es familiar y por alguna extraña razón tiene cierta apariencia femenina, puedo oír sus escamas arrastrarse por la arena, mis oídos tiemblan con sus siseós .

Sssss...Raphael sssss, Raphael sssss.

"¿Que quieres?"

Me alteró pero soy incapaz de moverme, me está estrangulando con su cuerpo, demonios.

Sssss rojo, sssss Raphael Rojo sssss

A esté punto yo no puedo respirar, no puedo verme pero juraría que estoy morado.

"¿Quien eres o que quieres?"

Es lo que trato de decirle pero termino siendo atrapado por completo, siento como me asfixia casi quebrándose mis huesos enroscandome con su cuerpo, ahora realmente siento que me estoy ahogando, puedo sentir algo líquido correr por mi garganta.

Cof, cof, cof

Comienzo a toser, mi cuerpo está ¿Libre? ¡Sí! Estoy, nadando? Pero ¿Cómo sí estaba en el desierto con esa dama serpiente? Lo único que sé es que voy hacia arriba hasta llegar a la superficie, por fin podía respirar y vomité que mierda ¿Helado?

-Oye, no te comas a mi amigo hermano

¡Esa voz es de Miguel Angel!

"¡Mikey, eres tú, entonces ésto es ?!"

-Gatito helado hermano, gatito helado hermano.

"Mikey pero yo, no entiendo ¿Cómo es que estás? aquí y luces tan joven! Mikey yo..."

Me puso un dedo en los labios

-Shhhh, a callar, preguntás mucho hermano.

Dicho ésto Mikey me metió una enorme cantidad de de helado de gato en la boca, lo cual escupí.

"Mikey, no te vallas, no quiero perderte hermano..."

No quería, pero mi tono era casi suplicante.

Los dos éramos arrastrados a través de ése lago de gatito helado derretido.

-Booyakasha hermano

"¡Mikey No!"

Mikey se alejó y desapareció de mi vista, lo perdí... otra vez.

¿A dónde me lleva está masa enorme y derretida?

No lo sé, no tengo idea pero frente a mí apareció una enorme fortaleza de metal, hecha de chatarra y hierro improvisada que se levanta a lo lejos, el estilo tenía algo particular, me recordó a los inventos de Donatello. Las puertas se abren de par en par y del interior deslumbra una luz cegadora, desde un principio no se a donde voy así que dejó que la corriente me guíe; de cualquier forma soy incapaz de hacer algo al respecto.

- "Uno...dos...¡Tres!"

Escuchó una voz tierna e infantil, me descubren los ojos y veo frente a mí a... ¿Mi familia?

Es ... ¡Mi familia!

"¡Leo, Mikey, Donnie ustedes, todos, todos ustedes están aquí!"

Puedo jurar que sentí algunas lágrimas deslizar por mis mejillas ¿Desde cuándo soy tan sentimental?

Rojo y Morado 2 colores en el desierto  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora