La mente, suele ser un mundo extraño y aún desconocido, pero al mismo tiempo el más increíble de todos.
Desde niños las experiencias de vida que experimentamos nos van formando día a día y moldean una personalidad que será única e irrepetible.
Los...
Jjong sonrió: —¿Entonces si me llevas a la fiesta?
—¡Por Dios Kim JongHyun!— exclamó el castaño, claramente irritado. Se suponía que había salido a despejar su mente y había terminado con más cosas sobre las cuales pensar —¡Eres muy raro! ¡Ni siquiera me conoces y dices que, ¿te gustó? No sabes las cosas que he hecho, ¿cómo es qué puedes decir algo así?
—¿Por qué sí?— el mayor sonrió y KiBum sintió ganas de golpearlo directamente en el rostro para borrarle esa sonrisa de idiota que tenía —Para que me gustes... No es necesario que te conozca. Se lo suficiente y lo necesario de ti. Creme.
—Eres un caso, cuando... Cuando sepas que he hecho, no dirás que te gustó tan a la ligera JongHyun...— el menor bufo, giró sobre sus pies y miró hacia ambos lados de la acera dispuesto a cruzar la avenida.
Tenía que irse. Rápido, antes de que le diera un ataque ahí mismo.
—¿Lo dices por lo de JongDae?— Jjong se cruzó de brazos, pero no hizo amago por seguirlo. Bum se petrifico —Porque aquella noche me lo dijiste todo, ¿lo has olvidado?
—¿Qué...— el menor se mordió el labio inferior —¿Te dije todo?— pregunto, el mayor asintió con la cabeza —Entonces...
—Estabas muy ebrio esa noche... Y yo también, eso debo admitir, pero me parece que a diferencia tuya, yo si me acuerdo de todo.
—¿Qué más hice esa noche aparte de humillarme frente al hermano de mi ex?— preguntó volviendo sobre sus pasos.
JongHyun sonrió: —¿Por qué mejor no me preguntas, que no hiciste, gatito?
—Yo...— KiBum se mordió el labio. No estaba muy seguro de querer preguntar aquello.
Sabía lo desinhibido que se volvía cuando bebía y de hecho no le avergonzaba, pero con JongHyun por alguna razón le daba pena siquiera imaginarse las cosas que, en efecto, habría hecho.
—¿Tú?— castaño sonrió, guardando sus manos dentro de sus bolsillos con esa mirada de chico cool tatuada en el rostro. El menor trago en seco y sintió náuseas de la nada.
Maldita cerveza. Definitivamente no iba beber de nuevo. Esta vez si iba en serio.
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—¿MinHo?— SeungHyun frunció el ceño muy extrañado de ver al menor ahí. En su oficina —¿Qué haces aquí?— indago, entrando por completo en la habitación y cerrando la puerta detrás suyo —Así que... Hoy tampoco has ido a trabajar, eh mocoso, ¿tan mal estas?
—KyungSoo, me obligó a tomar una licencia, pero eso no importa, hermano...— el nombrado suspiró con pesadez —Necesito que me ayudes con algo.
—¿Hiciste algo malo otra vez?— indago el mayor, curioso, dedicándole una mirada apreciativa al menor, MinHo negó —¿Entonces de qué se trata?
