𝐓𝐑𝐄𝐍𝐓𝐄-𝐐𝐔𝐀𝐓𝐑𝐄 ⋆ ˚。⋆

437 46 66
                                    

— Kito

Ups! Gambar ini tidak mengikuti Pedoman Konten kami. Untuk melanjutkan publikasi, hapuslah gambar ini atau unggah gambar lain.

— Kito.— llamó, moviendo levemente al susodicho para que despertara.— Ya llegamos.

— Cinco minutos más...— murmuró, negándose a despertar.

— Cinco minutos más y perderemos nuestra parada.— le recordó, entonces supo que no tenía alternativa.

El no dormir comenzaba a afectarle bastante, más aún considerando el desgaste físico que tenía día a día.

Para su fortuna, llevaba consigo pastillas para el dolor de cabeza, sólo quedaba esperar que ésta no se volviera una jaqueca a tal punto en el que fuera insoportable.

— Dame un momento.— pidió, sacando su botella para tomar agua e inhalar y exhalar de forma exigente.

— ¿Estás bien? — preguntó, usando el
tono preocupado ahora habitual.

— Sí, todo en orden. No te preocupes.— sonrió, dejando de lado que el dolor de cabeza acabaría matándolo.

Decidió confiar en su medicamento, tendría que aguantar por lo menos una media hora hasta que hiciera efecto. Sólo esperaba que no fuera una complicación para su cita.

— ¿Seguro? — insistió, tomando su hombro con delicadeza.

— Seguro.— repitió, esta vez dejando un pequeño beso sobre sus labios para tranquilizarlo.

— De acuerdo.— aceptó, tomando su mano para caminar de la estación hasta su destino.— Llegamos.— pararon frente a un enorme edificio, así que Akito no pudo evitar sentirse confundido. Aunque a ciencia cierta también le picaba un poco la curiosidad.

— ¿Dónde estamos? — inquirió.

— Ven.— sostuvo su mano hasta caminar dentro.

— ¿Un planetario...? — murmuró para sí.

— ¡Toya! — escuchó a una voz llamar a su novio.

— Felice, ¿qué tal todo? — saludó, acercándose a la recepción.

Entonces, Akito pudo notar las incontables estanterías llenas de libros por todas partes al adentrarse aún más.

— Bien, bien. Hace tiempo que no pasabas por aquí.— sonrió, e inclinó la cabeza hacia un lado para alcanzar a ver al chico que se escondía detrás de su amigo. — Oh... ¡Tú debes ser Akito! — asumió, contenta.

— Así es.— asintió.— Mi amor, te presento a Felice, mi amiga.— la susodicha saludó con su mano frenéticamente.— Felice, él es mi novio, Shinonome Akito.

— ¡Ahh! ¡Tienes tanto que contarme! ¡Sabía que serían novios algún día! — comenzó a reír y dar pequeños aplausos.

— Uhm. Encantado de conocerte.— se creyó capaz de salir de su escondite para saludar adecuadamente.

labios rotos.Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang