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Aoyagi Toya, un chico que siempre ha anhelado ser libre para poder sanar las heridas de su pasado; todo lo contrario a Shinonome Akito, quién significa la libertad misma a pesar de que la vida siga siendo cruel con él al momento de persegu...
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— ¿Terminaste? — preguntó viendo cómo el pelirrojo añadía unos últimos detalles.
— Sí, sí, ya casi.— asintió, anotando rápido.
— De acuerdo... hay que bajar a preparar algo, si quieres podemos comer aquí.— propuso saliendo de la habitación.
— Perfecto, por mí bien.— le sonrió mientras se bajaba de la cama yendo con el contrario.
Volvieron a bajar las escaleras y Toya esperó que Akito no hiciera más comentarios vergonzosos sobre sus fotos.
— ¿Qué te gustaría comer? — cuestionó, echando un vistazo al contenido de su refrigerador.
— Lo que tú quieras estará bien, tampoco me voy a poner exigente.— estaba sentado en la isla de la cocina mientras sacaba su teléfono.
— ¿Arroz está bien? — volvió a preguntar mirando al joven hacer una mueca.
— Sí, sí.— dijo mientras contestaba unos mensajes de mala gana.— Sólo que sin...
— Zanahorias, lo sé.— terminó lla oración de su compañero, quién le dió una linda sonrisa a cambio.
— Me gusta que me conozcas tanto.—admitió y Toya también sonrió.
Estuvo los siguientes quince minutos calentando arroz y algo de carne frita, no era mucho, pero realmente esperaba que a Akito le gustara.
— Ya terminé ¿podrías pasarme los platos?
— Mhm. — hizo lo que se le pidió, tomó unos del mueble en el que estaban guardados y se los pasó. — ¿Estás seguro que puedo quedarme a dormir aquí? No me gustaría causarte problemas.
Toya dejó lo que estaba haciendo para mirarlo.
— Por supuesto que sí, Akito. Sabes que estas oportunidades casi no se presentan, literalmente es la primera vez en la que estoy en casa sin que mi padre me fastidie todo el día, me alegra mucho que estés aquí conmigo; quiero disfrutar de estos momentos contigo porque eres muy importante para mí, de verdad, no hay persona con la que prefiriera estar ahora que me siento libre.— dejó todo sobre la mesa y se abalanzó a abrazarlo, el otro muchacho le correspondió y escondió su cara en su cuello.
— No tienes ni la más mínima idea de cuánto te quiero, Toya.
— Lo mismo digo, Akito.
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WUUUUUUU ESTENSE AL TANTO PQ EN UNAS HORAS NUEVO CAPÍTULO VAMOS CON TODOOOOO
¿los akitoya deberían besarse ya? se los dejo a ustedes <3
