PARTE #11
Un sin fin de recuerdos atravesaron la mente de Teo, agachó la cabeza un poco y recordó, Santiago un poco desconcertado y preocupado se levantó de su silla y camino hasta Teo y extendió sus bracitos para que el mayor lo sentará en sus piernas, pero Teo aún seguía en trance.
- Santiago: ¿Estás bien?
- Teo: [reaccionando] ... ¿Decías algo?
- Santiago: ¿Si estabas bien? Te pusiste un poco pálido [haciendo un puchero] ¿Te sientes mal?
- Teo: [sentando al niño en sus piernas] Solo fueron recuerdos, nada más, pequeñín.
El pequeño se acomodó y abrazo enérgicamente a Teo. No sé podría describir el gran sentimiento que el mayor le tenía a su niño más solo le correspondió. Minutos después el mayor junto al pequeño empezaron a desayunar, Santiago quería toda la atención de Teo y en varias ocasiones se le caía la comida manchando su ropita a propósito.
- Teo: Bebé estás manchando tu ropita [bromeando] será mejor que te compre un babero.
- Santiago: [haciendo un puchero] Ño.
- Teo: Pero si hay uno bonito lo compro para que no te manches, ¿Vale?
- Santiago: [sonrojado] Bueno.
- Caroline: [levantando un frasco con píldoras] Joven Teo.
- Teo: No me debo olvidar de las vitaminas, gracias, Caroline [dirigiéndose a Santiago] abre la boquita, pequeño.
Santiago abrió su boquita y el mayor dejo la píldora y le indico que la tome junto con un vaso de agua. Terminando de desayunar, el chiquillo no quería levantarse y se sentía protegido abrazado a Teo.
- Teo: [levantándose con cuidado y sosteniendo a Santiago] Bueno bebé, vamos.
- Santiago: [levantando sus bracitos] ya, pero cárgame.
- Teo: [dándole un besito en la frente] Eres muy consentido.
- Santiago: [haciendo un puchero] ¿Tu pequeño consentido?
- Teo: [acariciando su cabello] Si, mi pequeño consentido.
Con mucho cuidado se levantó y fueron al cuarto. El mayor lo primero que hizo fue revisar al pequeño, desabotono el overol e introdujo su dedo dentro del pañal, el cual aún permanecía seco.
- Santiago: [sonrojado] p-Teo, no estoy mojado, estoy sequito.
- Teo: [sonriendo] Al parecer.
El mayor le acomodo nuevamente la ropa. Alzó su mochila y puso los últimos pañales que había, además de las toallitas húmedas y la crema antirrozaduras, viendo los 2 pañales sabía que tenía que comprar otro paquete si el problema de su pequeño aún permanecía.
El chiquillo por otro lado se levantaba de la cama y miraba por la ventana el exterior, dando unos pequeños saltitos y haciendo notar su pañalito.
- Teo: ¿Te parece si primero vamos a comprar unos encargos y luego vamos quizás por un helado?
- Santiago: [emocionado] Siii siii siii vamos.
El pequeño daba unos saltitos infantiles y muy sonriente.
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EL PEQUEÑO DE PAPI
Teen FictionLa vida de 2 jóvenes con vidas totalmente distintas, dieron un giro sorprendente en sus vidas cuando se conocieron. El menor era el blanco de múltiples abusos no solo por sus compañeros sino también de aquellos quien él consideraba su familia. Sin...