🔥Capítulo cuatro🔥

594 84 29
                                    

Me tomo el trago de golpe para bajar la calentura de inmediato

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Me tomo el trago de golpe para bajar la calentura de inmediato.

A ver, recapitulemos. ¡Me he manoseado en una pista de baile a mi compañero de piso sin saber que es él!

-¿T-tu primo? -repito, evitando a toda costa la mirada del chico que sigue mirándome las piernas desconcertado.

Ninguno se lo había esperado.

-Sí, Asthon Muller -responde, ajena a todo lo sucedido.

-Me parece que ya te encuentras mejor, ¿no? -añade el chico con tono desafiante.

Entrecierro mis ojos en su dirección.

-Pues no, me has arruinado la noche. -espeto de malas maneras.

-Pues a mí no me lo ha parecido.

Lo ignoro completamente para mirar a la chica a mi lado, que se mantiene al margen. Me abstengo de dar explicaciones a la chica.

-Tengo que irme, gracias por...lo que sea que haya sido eso.

Ella no se molesta en ocultar su pesar.

-¿Por qué? -dice- ¿Te ha hecho algo, el pesado?

Sonrío dulcemente.

-Existir.

Decimos los dos al mismo tiempo dejando a la pobre más confundida. Volteo a verlo, cruzándome de brazos.

-¿Por qué me parece que huyes de mi? -dice de pronto.

-Te recuerdo que no me conoces de nada. Por lo que no tendría que huir de ti -respondo, pasándole por un lado para dirigirme a la salida.

Me dirijo a la marea de gente que, ahora, me parece un aire de completo sudor. Tengo que empujar a algunos y uno que otro manoseo innecesario para poder hacerme paso en la muchedumbre.

Al final, me cuesta un poco sacar las llaves de mi moto de mi sujetador sin que las personas no me vean extraño. Al ingresar al corto pasillo, me detengo para tomar una fuerte respiración y aclarar mis ideas.

Maldita sea.

Está mal pero me ha gustado más de lo que debería. Pongo mi mano distraídamente en mi cuello, y suelto un suspiro.

-¿Recordando lo bueno que soy?

Doy un respingo en el sitio, al escucharlo e inevitablemente choco con una de las paredes. Lo miro con fastidio mientras él sonríe.

-¿De qué te ríes, imbécil?

-¿Por qué te cuesta tanto admitir que te ha gustado? -comenta, acercándose a mí.

Mi respiración se ha disparado y siento todo caluroso, la claridad tenue no es algo que me sirva de mucho ahora.

-Porque eso no ha sido nada.

Departamento 203Where stories live. Discover now