•❥ Parte 27 ❥•

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¿En serio está pasando?

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¿En serio está pasando?

¡Claro que sí está pasando! ¡Marcus me está besando!

Pero no como yo quisiera, intenté disfrutar el beso y me era imposible.

Las cosas que me pasan últimamente pasan porque sí, y muchas de ellas se me hacen difícil de resolver.

Trato de zafarme del agarre de Marcus y a pesar de que está borracho tiene mucha fuerza.

Con habilidad consigo soltarme y mi primera reacción fue darle una cachetada.

Ni siquiera lo pensé, no pude controlar mi mano.

Pero él no podía hacer eso. No siendo yo un chico.

¿Siendo un chico? ¡Marcus, me besó siendo un chico! Eso es peor.

Salgo del auto lo más rápido que puedo y empiezo a correr hacia la casa.

¿Marcus, porque me besaste?

Me detengo y dirijo mi mirada hasta el auto. Marcus no había bajado.

Regreso al auto y él está ahí echado en el asiento. Se encuentra completamente dormido. Es más, ni siquiera se inmutó tras el golpe que le di.

—¿¡En qué carajos estabas pensando!? —Le doy un pequeño golpe en la pierna. Total, no siente nada.

—¡Claro que encantaría que me beses y que me digas ese te quiero que me acabas de decir! ¡Pero siendo yo! ¡Siendo la chica de aquella librería, a quien le regalaste esas entradas y a quien le dedicaste esa canción! ¡Más no, siendo un chico! ¿¡Qué te pasa!? —cierro la puerta con fuerza.

—¿Mi niña? —escucho la voz de papá y me convierto en un mar de lágrimas en cuanto lo veo.

—No puedo más papá. —Lo abrazo y me hundo en su pecho, él no duda ni un segundo en abrazarme.

—¿Pasó algo en la fiesta? —estando aún hundida en su pecho asiento.

—En el auto, papá. —Levanto mi rostro y lo miro. Se veía muy cansado. Seguro el sonido del auto pudo despertarlo o mis gritos.

—Dime que pasó.

—¡Marcus me besó, papá! —exageré tanto que temía que aún estando dormido me haya podido escuchar.

—¿Dónde está, Marcus?

—En el auto. —Lo señalé como niña pequeña, acusando a alguien.

Él se acerca y lo observa. —Está muy dormido. Y por como huele el ambiente está muy borracho.

—Se pasó de copas y tenía que traerlo a casa, Graciela no puede verlo así. —Ya me estaba tranquilizando y empecé a limpiar mis lágrimas.

—Cariño. —Se acerca a mí y acaricia mi rostro. —¿Qué te parece esto? Vas a la casa, te das un baño, te recuestas en la cama y descansas un poco.

Por amor me convertí en un chico ||Libro 1|| ✔Where stories live. Discover now