Hay un momento en el que te preguntas...
¿Estará bien lo que estoy haciendo? ¿Que consecuencias puede traer?
Ella lo pensó, pero aún así quiso arriesgarse.
Muchos hacen locuras por amor a alguien, lo que hizo ella fue cambiar totalmente.
Convertir...
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—¿Va a bajar, señorita Jordan?
Me di cuenta de que tenía la puerta del auto abierta y no me atrevía a bajar.
Tenía la sensación de que ya había vivido esta situación.
Y claro que ya la había vivido, fue mi primer día de clases. Sentía mucho miedo, porque al adentrarme a la escuela me podrían descubrir.
Hoy tengo el mismo miedo y no es porque temo a que me descubran, sino porque ya me descubrieron y no sé que voy hacer.
Tengo muy claro que cada acción que realizo tendrá su consecuencia. Hoy me toca afrontar lo que he hecho, si me expulsan definitivamente tendré que volver a casa.
—Sí bajaré.
—Si necesita mi ayuda no dude en llamarme. —dice con una pequeña sonrisa. —Yo siempre estaré para usted.
Sé que a pesar de la tranquilidad que me quiere transmitir Alfonso, él al igual que yo está muy nervioso con lo que pueda pasar hoy.
—Te quiero mucho, Alfonso. Gracias por cuidar de mí. —Le doy un beso en la mejilla y le brindo un abrazo. No tengo idea de como hubiera sido mi vida si Alfonso no cuidaba de mí. Se lo agradeceré toda mi vida.
Después de ese acto de cariño bajo del auto segura de mí misma.
Salgan mal o bien las cosas, voy a afrontarlas.
Ingreso a la escuela y cojo el camino que va directo a mi salón.
Noto como varios alumnos ponen su atención a mí y después cuchichean entre ellos.
Eso para nada es buena señal.
Llegué al salón sudando frío, ingreso esperando una vez más las miradas de todos.
—Buenos días, chicos.
Todos se quedan en silencio.
—¡Jordan! —Joshua se acerca a mí y me da un abrazo inesperado. —¿Cómo estás? ¿Ya te sientes mejor?
Después de eso todos los demás chicos se acercan también y me hacen el mismo tipo de preguntas que Joshua me hizo.
¿Qué está pasando? Yo venía con toda la intención de decir absolutamente todo. Y esperar mi expulsión definitiva para volver a casa.
—Estoy bien chicos. No tienen de que preocuparse.
—Jordan. —escucho detrás de mí. Sé quién es perfectamente.
Volteo rápidamente. —Marcus.
Sin esperar nada, él tira de mí y me envuelve en sus brazos.
¿Qué es todo esto?
—¿Cómo estás? —dice antes de soltarme.
—Estoy bien. Gracias por preocuparte. —levanto mi mirada para verlo. —Y gracias a todos ustedes. —Le digo a mis compañeros.
