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         Abrí la puerta y dejé entrar en plena oscuridad a Jesús. Ese instante, entre el quemarme o salvarme de las llamas, se fue con la necesidad de amarlo, únicamente quería estar a su lado.

Estando en la habitación, nos dejamos llevar por lo que cada uno sentía, sin muchos rodeos. Acabamos consumidos por el deseo incontrolable de besarnos, tocarnos y sudar en el acto, una noche acalorada de verano.

Una marea magistral, iba y venía como las olas al chocar con las rocas, tocaba el techo cuando en él entraba, respiración lujuriosa entre su cuello, nos reímos por el ruido, sin embargo, seguíamos hundidos en ese placer que no se puede explicar.

Sábado por la mañana, mi abuela se había ido al trabajo. Al abrir los ojos, Jesús estaba junto a mí, desnudo como vino al mundo, con su suave piel de bebé y olor de chico bueno.

Nos levantamos. En la mesa de la cocina nos encontrábamos desayunando, cuando el paraíso se pintó a blanco y negro.

—Cesar no pude terminar con Carla, esto no significa que no quiero estar contigo—hubo un silencio incómodo—te quiero... Lo nuestro podemos tenerlo en secreto...

Di un trago a mi café, mi corazón se encogió, fui un estúpido al pensar que se quedaría conmigo. Volteé la mirada al otro lado—Lo que pasó en la madrugada se queda aquí Jesús, pero no aceptaré estar contigo sabiendo que estas con ella. Mi corazón no aguantará eso—regrese mi vista a él, necesitaba mirarlo para decirle—fue una noche que no me arrepiento, pero no volverá a ocurrir.

Esa mañana Jesús se marchó, solo me dijo que seguiría buscándome, porque supuestamente ya era parte de su gran corazón.

Después de un tiempo, la situación en la que no quería estar, sucedió, me encontraba en un triángulo amoroso. Una historia muy tóxica.

2019, dos años de vivir momentos inolvidables con Jesús, una historia de amor en secreto, lleno de adrenalina, misterio y toxicidad mental.

Todo iba marchando bien, hasta el mes de noviembre. Carla se enteró de lo que estaba ocurriendo entre su presunto novio y su amigo, solo se quedó callada. Estuvimos días saliendo los tres juntos.

Un Viernes por la noche nos encontrábamos en mi casa, conversando y tomando licor, Carla se levantó de la cama y encendió la radio que había en mi habitación, al ritmo de "Secreto" de Anuel y Karol G. comenzó a bailar y nos señalaba a ambos, Jesús estaba muy tomado, él se quedó dormido. Ella continuaba dándole a los pies.

Yo cerré mis ojos "Ya estoy muy rascado" decía en mi mente, respiraba profundo, dejándome llevar por el licor y el ritmo de la canción.

De pronto unos labios tocan los míos, con suavidad, únicamente sentía la respiración en mi rostro y ese olor que no conocía. Al abrir mis ojos, Carla estaba encima de mí. Me dejé llevar por la impresión, era una loca sensación, fuegos artificiales en mi cerebro y unas ganas de seguir besándola.

Unos minutos después, ella dejó de besarme y cayó en mi hombro. "Sé lo que sucede entre ustedes" me susurro al oído y se echó a reír. Yo quede aún más paralizado, Carla se quedó dormida, la acosté al lado de Jesús.

Apagué la radio, me senté a verlos dormir y maquinar que ella sabía todo o quizás fue mi imaginación, pero no dejaba de pensar en el beso.



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ʀᴇᴛᴀᴢᴏs ᴅᴇ ᴀᴍᴏʀWhere stories live. Discover now