• S E I S •

157 21 18
                                    

El otoño era la estación favorita de Julie, sin embargo no se lo diría a Ben. Mucho menos cuando él, ya le había confesado su preferencia.

En el árbol era necesario que sus hojas cayeran para ser reemplazadas por nuevas —pensó llena de alegría.

Esa era su frase representando al otoño.

Los árboles tenían la dicha de no ser removidos, mientras que los seres humanos eran aquellos que no tenían lugar fijo.

—Y dime ¿hace cuánto que vives en este edificio? —preguntó el pelirrojo tratando de mirar por una vez más el panorama del balcón de abajo.

—Desde que me vine a la universidad —respondió Julie, afirmanda en la pared estirando sus cortas piernas.

—¿Eso sucedió hace mucho?

Un recuerdo especial la golpeó conjuntamente a la pregunta.

Su mente fue un completo caos; risas, abrazos, instantes y aquello que compartieron juntas.

Movió la cabeza despejando las imágenes.

—Dos años.

Era increíble que pasarán tanto tiempo desde aquel suceso. Julie la extrañaba demasiado.

Oriana pensó en su hermana menor.

—¿Y tu? Jamás había escuchado nada en ese piso —intento cambiar el tema de conversación, secando una lágrima.

—Hace dos semanas me mudé.

—Eso explica aquel alboroto que no me dejó estudiar para el exámen —soltó sin pensarlo.

—Lo lamento, chica de los lamentos se disculpo Benjamín.

Mordió su labio inferior, debatiendose en preguntar o no.

Se valiente que tu puedes hacerlo —se ánimo

—¿Qué edad tienes? —pregunto apoyada en el barandal del balcón. Al mismo tiempo que Ben se alejaba del suyo.

El silencio se instaló en el lugar.

—Digo, tu edad no parece ser demasiada adulta —torció sus manos.

Silencio.

—¿Estás allí, chusmeador de balcones? —preguntó preocupada.

—Si lo estoy, solo—

—¡Genial! —lo interrumpió —¿Cuántos años tienes? —preguntó de nuevo esperanzada.

El silencio de nuevo, fue lo que le respondió.

—¿Acaso no quieres responder? —la voz de la castaña salió un tanto triste.

En los dos últimos días había ensayando como poder preguntárselo mirando al espejo. Ni si quiera sabia el porqué lo hacía, no lo había visto cara a cara.

En definitiva la curiosidad le estaba sobrepasando.

—Debo irme, chica de los lamentos —habló el pelirrojo luego de tener una lucha interna. Él temía decirle algo relacionado consigo, prefiriá verla cara a cara y poder conocerla.

Julie se alejo de la orilla y dio unos pasos atrás.

—Entiendo —susurro con pena.

Entiendo que no quisiste decirlo y utilizaste una pésima escusa para no hacerlo —dijo entre pensamientos.

Por otro lado, el pelirrojo solo movía las manos inquieto mirando el atardecer, y pidiendo que aquello no le impida volver hablar con la chica de los lamentos.

Tardes de Otoño © |Completa| Where stories live. Discover now