23. Causas y consecuencias.

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La coge con calma y al sacarla, se le nota ligeramente que sus ganas no son demasiadas de deshacerse de las cosas. Aunque, ya estaba decidido. Se gira a mirar a la chica y tras no pensarlo demasiado, se acerca hasta ella para dejar entre sus manos la caja con una tremenda suavidad.


— Eso es todo lo que tengo. —Y en sus palabras hay un claro matiz que indica la necesidad de alejarse entonces de todo lo que tiene delante. Los recuerdos y ella.


La chica, por el contrario, que ya conocía el maniático y estricto orden del chico, observa la habitación con nostalgia, encontrando todo cercano. Como siempre había sido. Cuando él deposita la caja entre sus manos, no sabe qué decir y solo deja la mirada perdida en los tantos recuerdos que hay guardados en ella.


Se sienta en el borde de la cama sin alejar su vista de la caja, dejándola entre sus piernas, para poder observarla con mayor detenimiento e incluso colar sus manos entre todas las cosas, buscando nuevos recuerdos guardados entre los que están más arriba. Ella lanza suspiros sin enterarse demasiado de ello, mientras sigue rebuscando entre las miles de cosas que contiene la caja.


Dani la mira desde arriba, con una ceja alzada, dudando de porqué ella sigue allí y no ha desaparecido de una vez como él esperaba. Como él quería.


— Estás destrozando mi preciosa y perfecta cama.


— Cállate, por favor.


Pide ella en forma de sorna, mientras sigue perdida en sus cosas, y es entonces, que encuentra una foto en la que están todos, en un grupo perfecto. Todos menos Bárbara y Carol, obviamente. En ella, todos están en el verano, disfrutando de la piscina de la casa de verano de alguno de ellos, apenas puedo reconocerla, pero todos están en el borde de la piscina, con una sonrisa enorme en sus rostros. Seguramente, el último verano que pasaron juntos y unidos con ella.


— ¿Sabes? Antes las cosas eran muy fáciles.


— Y siguen siendo fáciles, créeme. —Termina por decir él con mucha calma, mientras se encoge de hombros suavemente.


— No. Ya no lo son.


Las miradas de ambos, se chocan repentinamente para que con suavidad, su encuentro resulte más suave de lo esperado. No hay tensión en el aire, como en un principio ambos podían creer, sino que se respira tranquilidad.


— Echo de menos esos días, pero no volvería a ellos.


Termina por declarar ella, de manera casi confesional. Él la escucha y la observa con mucha atención. No duda ni un segundo en sonreír divertido entonces ante sus palabras y niega.


— ¿Ah, no? ¿Y por qué no? —La curiosidad invade a Dani, que no puede menos que preguntar por ello. No la pierde de vista, de hecho, casi parece que mantener la mirada sobre ella es cuestión de vida o muerte.


Sin embargo, es ella quien rompe esa mirada entre ambos, bajándola y dejando la foto de nuevo en la caja, para agarrarla con firmeza y levantarse de la cama tranquilamente, pero con los nervios ligeramente más expuestos al exterior.

Bajo vigilancia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora