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Domingo, Septiembre 18
Italia

Aunque pasaron pocos días desde la pequeña platica que tuvimos con Charles sobre el beso, las cosas han cambiado más que nunca, digamos que nuestros coqueteos dejaron de ser tan sutiles y son bastante obvios ahora.

Claro, solo lo hacemos cuando no están nuestros amigos o familiares cerca, es nuestro pequeño secreto.

— No vas a ganarme —aseguré colocandome los lentes.

— ¿Como estas tan segura de eso preciosa? —preguntó Charles jalandome de la cintura para acercarme a él.

— Puedes ser más rápido en un monoplaza pero en una motocicleta te gano con los ojos cerrados bonito —me reí posando mis manos sobre su abdomen— disfruta la vista desde atrás Leclerc.

— Con esa bonita ropa que tienes no me molestaría la vista —me guiñó un ojo dándome una palmada en el trasero.

— Si logras ganarme te daré un premio —meti mis manos por debajo de su camiseta y me mordí el labio.

— ¿Ah si? ¿Que clase de premio? —preguntó sonriendo y aumentando el agarre en mi cintura.

— Lo que vos quieras —me aparte de él y me subí a mi motocicleta.

— Entonces ten por seguro que te ganaré —habló subiéndose a su motocicleta.

— No estaría tan confiada su fuera vos, el motociclismo esta en mis venas —me coloqué el casco y encendí el motor.

Una de las pocas cosas que sabía sobre mi padre era que fue un amante del motociclismo, según lo que la madre Vittoria me dijo él corria en carreras ilegales ya que nunca tuvo el dinero suficiente como para correr en la clase alta.

Charles imito mi acción y pusimos ambas motocicletas en posición, estábamos en una ruta descierta a las afueras de Milan, era una ruta que se había dejado de usar hace varios años y ahora era utilizada para carreras clandestinas, tal y como el monagesco y yo lo estábamos haciendo ahora.

Cuando escuchamos el sonido por nuestros auriculares que nos indicaba avanzar pusimos las motocicletas en marcha, acelere todo lo que podía, tal y como lo dije, Charles era mejor sobre un coche pero sobre una motocicleta todos sabíamos que yo era mejor. Llegamos al lugar que habíamos previsto como la meta y obviamente el verde llamativo de mi motocicleta fue lo primero en pasar por la línea.

Aparté el vehículo a un lado y me saqué el casco moviendo mi cabello de un lado al otro para sacarlo de mi cara, Charles estacionó su motocicleta a un lado mío.

— Creo que eso a sido lo más ardiente que vi en mi vida —dijo sacandose el casco y dejándolo sobre su regazo.

— Lastima que te quedaste sin premio Charlitos —reí.

Nos quedamos unos minutos más en el lugar observando la vista hasta que decidimos que era momento de ir a casa, por el camino compramos el almuerzo ya que ninguno tenía energía como para cocinar algo.

Al llegar a mi casa Charles se dispuso a preparar las cosas para el almuerzo, mientras lo ayudaba a preparar la mesa mi teléfono sono repetidas veces.

— ¿Quien es? —pregunté ya que Charles había agarrado mi celular.

— Es tu mamá —respondió entregandome el celular.

Ciao mamma —atendí la llamada.

Sentí como mi corazón se detenía al escuchar las palabras del otro lado de la línea, mis piernas se debilitaron y el celular casi se resbaló de mis manos.

𝘼𝙡𝙬𝙖𝙮𝙨 𝙮𝙤𝙪 || 𝘾𝙝𝙖𝙧𝙡𝙚𝙨 𝙇𝙚𝙘𝙡𝙚𝙧𝙘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora