Capítulo 18

360 30 4
                                    

EMILIO

Termino de vestirme listo para almorzar junto a Freya, mis padres y mi hermana.

Volteo para verla levantándose de la cama y empezando a vestirse con un buzo negro y una blusa blanca que le presto mi hermana, me permito detallarle las marcas de chupetones y mordeduras que le hice anoche y hoy, me es inevitable no sonreír inconscientemente cuando recuerdo la noche que pasamos y lo bien que me he sentido desde que estuve con ella hasta ahora.

Termina de vestirse y empieza a atarse en un moño su largo cabello rubio, me acerco a ella por detrás y poso mi cabeza en su hombro mirándonos a través del espejo de adelante.

-Me gusta esto.-le digo tomando una de sus manos entrelazándolas con las mías

Me gusta mucho tomar su mano

-A mí igual.-dice mirándome con una ligera sonrisa

Joder, pero es que se ve tan hermosa en este momento ¿Se dará cuenta del impacto que logra en mi corazón cuando me sonríe así?

¿Siempre lo ha hecho? Quizás debería sonreírme más seguido para no olvidarlo, se lo diré después.

-¿Puedo?-muerde su labio inferior con duda-¿Puedo tocarte?-pregunta atenta a mi respuesta

-Si quieres tocarme hazlo Freya, si quieres mirarme; contémplame todo lo que desees, si quieres besarme; por favor deléitame con tus besos, si quieres hablarme; hazlo en el momento que se te plazca; créeme que escucharé atento cada palabra que salga de tu boca. Puedes hacer lo que quieras conmigo, soy tuyo. Y quiero ver ese interés tuyo puesto en mí.

Ella me mira con un brillo especial en sus ojos, se acerca a mí y me deja un pequeño beso cariñoso en la mejilla.

¡Vaya!

¿Esto significa que también me quiere cierto?

¿Le gusto también? Ahora que lo pienso no me lo ha dicho antes

¿Se lo pregunto o espero a que ella me lo diga?

Da igual, por el momento me fascina que me toque y me dé, de a poco su cariño.

Tomo su mano y juntos salimos de la habitación para dirigirnos al comedor donde ya nos esperan mis padres sentados mientras conversan tranquilamente con Amelia.

-¿Ya terminaron?-pregunta mi hermana mirándonos con una sonrisa pícara

Mi padre Ayron niega con la cabeza y un gesto divertido mientras que mis padres Patrick y Lorcan alzan la ceja mirándonos igual de pícaros que Amelia.

Ya no existe la privacidad en esta casa.

Freya se ruboriza y vaya que la veo cada vez más preciosa. Anoche cuando la tuve desnuda delante de mí, estuve a punto de arrodillarme a sus pies para dejar que hiciera lo que quisiera conmigo.

Fueron momentos especiales, importantes, ella se mostró tan confiada en mí que me fue inevitable no tratarla con adoración, cada parte que toqué, que miré, que besé, lo hice con amor, lo hice una y otra vez y lo seguiría repitiendo de no ser porque a veces olvido que no puede estar tanto tiempo conmigo, al menos no hasta que nos casemos.

Joder, se me ocurren un millón de cosas para hacer a su lado y tengo tantas ansias de querer hacerlas ya ¿Esto es normal? Quizás deba esperar un poco, quizás algunos años.

¿Podré casarme a los 19? Lo consultaré luego.

Llevo a Freya de la mano hasta el comedor de la casa, donde nos sentamos y esperamos a mi madre que llega con una bandeja de comida para todos. Almorzamos en un silencio cómodo entre algunas preguntas casuales de mis padres hacia mi madre y algunas curiosas de Amelia para Freya.

Somos Nuestro Lugar SeguroWhere stories live. Discover now