Capítulo 4

338 36 18
                                    

KAIA

Busco en mi armario algún conjunto decente que ponerme, mientras arrojo varias prendas en la cama maldiciendo mi vida, mi ropa y mi existencia.

Mi celular vibra con un mensaje de Eduardo diciéndome que ya esta en camino para avanzar el trabajo de literatura.

Joder ya viene...

Y estoy en ropa interior...

¡Joder!

Busco desesperada en los cambios de mi ropa y me decido por un jean azul, una camiseta negra y unas zapatillas blancas. Peino mi cabello negro y me pongo algo de rímel y sombras resaltando mis bonitos ojos verdes.

Bajo apresuradamente justo cuando el timbre suena y ahí está...mi hombre...digo mi amigo...Eduardo yace parado al frente de mí con un jean azul y una camisa del mismo color junto con unas zapatillas blancas y una sonrisa hermosamente perfecta.

Sus ojos azules me examinan de pies a cabeza y luego vuelve a mis ojos sonriéndome.

Me ruborizo y entonces el carraspea y cuando creo que se ha atorado, me mira como esperando a que lo invite a pasar.

Ohhhh

-Hola.-le digo haciéndome a un lado mientras intento esconder mi sonrojo

-Hola Kaia ¿Cómo te encuentras?-me pregunta al entrar a mi sala

-Muy bien, bien ¿y tú?

-Todo bien-responde con una sonrisa-traje mi laptop y algunos libros que saqué de la biblioteca de mi casa, ¿Quieres que avancemos ya?

-Si claro, vamos a la sala.

El asiente y nos sentamos sacando nuestras cosas para empezar la tarea. Coordinamos juntos las cosas que investigará cada uno y nos ponemos manos a la obra.

Lo miro de reojo cada cierto rato y creo que se da cuenta porque alza la comisura de los labios varias veces.

¿Será este mi ser amado?

Mi madre Katia entra a la sala interrumpiendo mi hermosa vista de mi hombre y Eduardo se para al instante y la saluda educadamente.

-Mucho gusto hijo, ¿Deseas algo de tomar?-le pregunta mi madre alegremente

Eduardo me mira alzando la ceja y entonces caigo en cuenta que si recuerda lo que dije en el instituto.

Trágame tierra

-Si por supuesto.

Mi madre se aleja hacia la cocina y yo evito a toda costa la mirada azul de Eduardo. A los segundos mi madre vuelve y nos entrega a ambos un vaso de limonada junto a algunas galletas que ella suele preparar.

-Tranquila, traje ropa de cambio por si ocurre algún "accidente" con el agua.-dice Eduardo haciéndome atorar con la limonada.

Eduardo suelta una risita y se acerca con unas servilletas para ayudar a limpiarme.

Enrojezco cuando siento sus cálidas manos tocando mi cara y parte de mis labios, Eduardo me mira a los ojos y yo me pierdo todo uso de razón.

¿Cómo me llamo?

Eduardo se aleja al cabo de unos segundos y ambos volvemos a sentarnos avanzando nuestros respectivos trabajos.

Cuando ambos terminamos, Eduardo se para y empieza a guardar sus cosas en su mochila, luego de un gran esfuerzo de mi parte por concentrarme con semejante bombón, lo acompaño a la puerta y trato de despedirme.

-Nos veremos el lunes en clase, la pase bien-me sonríe-cuídate Kaia.-dice tratando de darme un beso en la mejilla justo al mismo tiempo en el que yo volteo la cara haciendo que ambos casi choquemos nuestros labios.

Somos Nuestro Lugar SeguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora