"Capítulo 76"

204 20 48
                                    

Esa misma noche, se estaba haciendo tarde y Jughead estaba pegado a su computadora, en la sala de estar. Cuando terminó, tomó su computadora y subió a su habitación.

La guardó en uno de los cajones de la mesita de noche y se sentó al borde de la cama, cubriéndose el rostro con ambas manos, frustrado.

Estaba perdiendo a su familia. Una familia con amor y sin malos entendidos se estaba destruyendo. Sentía que su hija lo odiaba, que su esposa no confiaba en él y que su pequeño hijo le temía.

Betty entró a la habitación que comparte con su esposo, haciendo que él la mirara. —Logre que Mateo se durmiera. Él odia esta situación y lo entiendo. Tiene nueve años y toda su vida nos llevamos... diferente a cómo lo hacemos ahora—

Jughead suspiró, bajando la mirada. —¿Que estará haciendo Mía? ¿Con quien estará?—

—Jughead... Mía está creciendo y creo que reprimirla no es la manera de cuidarla— Opinó Betty.

—No quiero discutir contigo— Dijo Jughead, poniéndose de pie y mirándola fijamente. —No quiero seguir discutiendo. Nuestro matrimonio y nuestros hijos están siendo afectados, Betts—

—Yo tampoco quiero seguir discutiendo Jug— Admitió Betty, con los ojos cristalizados.

—Por eso necesito que te abras en este momento Betty— Le pidió.

Betty alzó una ceja. —¿Enserio quieres que tengamos sexo ahora?—

—¿Que? No... no quise decir que abrieras... olvídalo. Quise decir que abrieras tu corazón. Estas enojada conmigo desde que me viste con Donna, pero siento que hay algo más. Habla conmigo, amor— Le pidió, posando una mano en su mejilla.

—No tengo nada que hablar contigo— Negó la rubia, con los ojos cristalizados, dando unos pasos hacia atrás para alejarse de él.

—Claro que tienes algo que hablar conmigo mi amor. Te amo y por eso me interesa saber qué ocurre contigo. Ya no quiero que discutamos hermosa— Explicó Jughead, volviendo a acercarse. —¿Es por Donna?—

Betty tomó aire, mirándolo fijamente y con las lágrimas bajando por sus mejillas. —Es que no tolero ver que dejes que esa zorra te toque así después de todo el daño que nos hizo. ¿Por qué permites que haga eso?—

—Betty, te juro que yo no iba a dejar que ella se me acercara tanto. Es que me quede sin oportunidad porque llegaste justo en ese momento. Pero... ¿Sabes que? Me duele que desconfíes así de mí después de que te he demostrado mi amor de todas las formas que conozco. Sabes el tipo de persona que es ella— Dijo Jughead, con los ojos cristalizados.

A ella le dolía verlo así, y eso le rompió el alma. —Juggie... tampoco quise hacer que...

—Tranquila, se que hay algo más. Y quiero que en este momento me lo digas todo— Pidió el ojiazul, limpiándole algunas lágrimas a su esposa sin dejar de mirarla.

Betty suspiró, bajando la mirada. —No me gusta cómo tratas a nuestra hija. Entiendo perfectamente que tu único interés es protegerla y te amo por eso, pero creo que te estás pasando—

—No volvamos a ese tema otra vez, Betty. Nuestra hija tiene catorce años. Es una niña y no sabe lo que hace— Se justificó.

—Y ese es tu problema— Dijo Betty, mirándolo nuevamente a los ojos. —No confías en ella, solo le reclamas y al final perderás su confianza y quizá hasta llegue a odiarte. La estás restringiendo tanto que terminará haciendo cosas a escondidas y puede fracasar como... como nosotros fracasamos—

—No amor, eso no bebé. Eso es lo que quiero evitar— Respondió Jughead, ya asustado. —¿Crees que fue buena idea dejarla ir a esa fiesta? La voy a buscar—

—No, déjala. Pero piénsalo. Mía es una niña que no nos ha dado tantos problemas. Es una estrella en la escuela y es obediente y amorosa. Ella merece que la dejen divertirse y sentirse en confianza con ella misma. Eso fue lo que yo no tuve— Admitió, bajando la mirada.

Jughead tomó el rostro de Betty entre sus manos, haciendo que ella volviera a mirarlo a los ojos. —Solo me asusta que cometa el mismo error que nosotros—

—Lo se, y eso lo entiendo a la perfección. Pero esa no es la manera— Opinó la ojiverde.

Jughead tomó aire. —Tienes razón. Creo que estuve exagerando un poco e hice infeliz a mi niña—

Betty sonrió de medio lado y se acercó lentamente a él hasta besarlo. Sus labios junto a los de él se movían juntos, a la perfección, bien coordinados.

Una disculpa sincera transformada en un beso, pero esa disculpa encendió esa llama en su interior, ese calor, ese deseo cuerpo a cuerpo del uno con el otro.

Jughead cerró la puerta de la habitación con seguro para después seguir besando con pasión a su esposa hasta que ambos quedaron pegados a la pared.

Cuerpo con cuerpo, unidos, pero la tela de la ropa molestaba, y aún más con ese bulto que inmediatamente se formó entre los pantalones de Jughead.

Él le quitó la remera y al mismo tiempo el sostén con desesperación, y empezó a devorar el cuello y los pechos de la rubia, haciéndola jadear.

Ella se tomó un tiempo para quitarle a Jughead esa camiseta que le limitaba el acceso a ese increíble cuerpo marcado y empezó a subir y a bajar sus manos por ese abdomen tonificado.

Él la tiró a la cama en un arranque de deseo, le quitó los pantalones y las bragas y se sumergió entre sus piernas mientras ella las abría más para darle mejor acceso.

Pronto él se separó, se quitó los pantalones y la ropa interior y se colocó en medio de las piernas de la ojiverde, deslizándose dentro de ella lentamente, pero arremetió contra ella, empezando a dar fuertes embestidas en su interior.

Ella gemía sin control mientras Jughead la elevaba con sus movimientos en su interior, y los sonidos del pelinegro se coordinaban con los de ella, excitándolos más hasta que él se corrió con ella y los dos fueron golpeados por aquella ola intensa de placer.

Él se quedó encima de ella, recuperándose, mientras ella hacía lo mismo. Cuando recuperaron algo de fuerza, se dieron un beso sencillo.

—Cada vez es mucho mejor que la anterior, amor— Aseguró, dejando pequeños y repetidos besos en toda su cara.

Betty soltó una pequeña risa y dejó un pequeño beso sobre sus labios. —Nadie es mejor que tú en la cama. Te amo—

Él le iba a responder hasta que se escuchó algo caerse dentro de la casa, y sonó fuerte.

—¿Y ahora?— Preguntó Betty en un susurro, mirando a su esposo.

Jughead suspiró. —Voy a vestirme y veré qué es—

—¡Mamá! ¡Papá!— Gritó el niño desde el pasillo, alarmando a sus padres.






😳 pasaran tantas cosas que sus cerebros se quedaran procesando 👀🤯

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


😳 pasaran tantas cosas que sus cerebros se quedaran procesando 👀🤯


¿Creen que conviertan a Betty y a Jughead en abuelos jóvenes?



Samy ❤️

Error Adolescente |Bughead| Where stories live. Discover now