20. Eileen

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—Cuéntame un cuento —le pido.

Él se detiene unos minutos y me observa. Esto lo tomó por sorpresa. Le sonrío.

—¿Qué sucede? —le pregunto—. ¿No te sabes ninguno?

—Creo haber leído uno en los libros de Kimberly —comenta acostándose a mi lado.

—Te escucho —lo apremio.

Muevo un poco la bolsita. Le tomo la mano y se la coloco ahí donde me duele.

Él mueve su mano despacio.

—Había una vez un príncipe que vivía en un reino muy materialista. El príncipe tenía todo lo que quería, riqueza, poder, fama, belleza —sonrío—, incluso podía tener a la mujer que quería. Eso hizo que las mujeres pasaran solo por su cama, no por su vida. Pero, llegó una princesa, era de un reino muy lejano, era una princesa de verdad. Con cabello rojizo, piel pálida, sonrisa hermosa, dulce, sencilla, carismática. «Quiero que ella sea mi princesa», pensó. Aunque la princesa lo quería, el príncipe no podía enamorarse. A día de hoy la princesa y el príncipe siguen luchando por construir su propio imperio, pero un imperio sin amor.

—Una historia con un final triste —le digo.

—A veces el amor también duele —responde.

—Pero no se pierde nada con intentarlo —contraataco.

—Sí se pierde —me besa en la frente—.  ¿Ya te sientes mejor?

—Un poco —contesto. Su mano acaricia suavemente ahí donde me duele.

Puede sonar la mayor estupidez del mundo, pero ha sido precioso ver cómo se preocupa por mí.

—Puedes contarme otra historia —le digo—, sobre porqué el príncipe no puede enamorarse.

—El príncipe tuvo un pasado difícil —me dice.

—Estoy segura de que la princesa puede hacer que pierda todos los miedos —expreso.

Al pronunciar esas palabras lo busco con mi mirada, la de él ya me espera.

—La princesa es mágica —responde—, pero ni con toda la magia de su corazón podrá salvar al príncipe.

Nos quedamos mirándonos un rato más. No mencionamos ninguna palabra. Poco a poco Liam se acerca a mi boca hasta que me besa.

Estoy enamorada de él. No hay vueltas atrás.

Me acomodo, con la cabeza sobre su brazo. Es agradable, estoy cómoda.

                               ***
Doy vueltas sobre la cama y no lo siento a él. Me despierto, no hay rastros de él en toda la habitación. Me levanto, voy al baño y me doy una ducha. Cuando salgo del baño el aparece con una bandeja en las manos.

—Buenos días pelirroja —saluda y lo beso—. Te traje algo de comer.

—No tengo hambre —me quejo.

—Pero vas a comer —ordena—, así que siéntate.

No me queda otra opción. Me siento en la cama, el acomoda la bandeja sobre mis muslos. Había tostadas, mantequilla para untar, rollitos de jamón y queso, palito de bocadillo con queso, chorizos a la BBQ, unas gomitas y un jugo de naranja. Además había un globito en forma de corazón.

—Puede que me acostumbre a esto —le digo mientras tomo una tostada y le unto mantequilla.

—Te dije que estaba dispuesto a darte todo —comenta tomando un rollito de jamón y queso y metiéndomelo en la boca.

Inmune a Enamorarse [Inmunes 2]Where stories live. Discover now