10. Liam

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La llevo a su casa. No es lo que quiero, la llevaría a la mía y haría que se corra otras dos veces más, es lo mejor que me ha ocurrido en esta jodida vida, pero, estoy demasiado cerca, y sí, siento esa necesidad de verla, de tocarla y asusta, asusta sentir algo más que excitación.

Ella se merece alguien que sea capaz de amarla, yo no soy capaz.

Aquella vez que Jack nos vio besándonos, que le dijo todo lo que conoce de ella, me dio celos, celos de no haber compartido con ella tantos momentos, celos de que la haya visto disfrutar de lo que le gusta, celos de que la conociera tan bien.

En el fondo, todo lo que él dijo aquella vez es cierto. No voy a ser capaz de entregarle todo lo que le ha entregado él. Ella era el centro de su mundo.

Suena mi teléfono, es Aiden.

—Esta no son horas de llamar. ¿A caso ya no follas? —protesto.

La risa de Keira se escucha al otro lado.

—Queremos asegurarnos de que no te hayas bebido todo el minibar de tu casa debido a que no puedes controlar que te estás enamorando —habla Keira.

¿Quién diría que seríamos más de Dylan, Aiden y yo y qué nos lleváramos tan bien?

— ¿Amor?, ¿qué es eso?

—Eileen —responde ella—. Aquella chica adorable de cabellos rojizos que conocistes en Pura Club en la noche del cumpleaños de tu ahijada.

No sé que responderle a eso.

—En minutos estamos en tu casa —dice y cuelga.

No lo demuestro, no demuestro absolutamente nada pero Aiden, Dylan, Gabriela, Keira, Andrea, esos sobrinos increíbles mi pequeña Kimberly y mi peque John, son lo mejor de mi vida.

Aproximadamente quince minutos después Keira y Aiden llegan a mi casa.

—Prepárame un whisky —comenta Aiden, entrando por la puerta de mi casa.

—No soy tu mujer. Ve y sírvete tu mismo.

—Espero que tengas algo decente para comer —expresa Keira—. Tengo un hambre voraz.

—Quién le dijo a ustedes que esto es una casa de huéspedes —le digo sentándome en uno de los sofás de la sala.

—Pienso traerte a tus sobrinos tres días —dice Keira—, así que más te vale preparar esta casa para más de una persona.

—Ya he preparado esta casa para más de una persona —digo—, y esta casa ya es de mis sobrinos.

—Hasta que tengas tus propios hijos —dice Aiden, que llega con un vaso de whisky.

—Sabes que eso no va a ocurrir.

—Si, ok —contraataca—. Dímelo a mí. Que jamás pensé estar enamorado, casado, con hijos y feliz.

—Tú siempre fuiste más entregado, más suave, más enamoradizo —comento y automáticamente Aiden estalla en risas.

—Guardaré esas palabras para el día en que declares tu amor públicamente —responde y le da un sorbo a su whisky.

Inmune a Enamorarse [Inmunes 2]Where stories live. Discover now