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3 de julio del 2018



Sonic había quedado en ir a desayunar con una vieja amiga de él que conoció durante la secundaria, así que también hice mis planes con mi mejor amiga.

Me vi con Verena en su casa, tenía algo de tiempo que no nos juntábamos para platicar, a lo mucho llegábamos a mensajear, pero no todo el tiempo debido a las ocupaciones que cada uno de nosotros hemos tenido.

Estamos justo en su patio trasero, sentados en unas cómodas sillas mientras ella acariciaba a su preciosa gata que estaba recostada en su regazo.



– ¿Quién es mi reina preciosa? – preguntaba de una manera muy tierna a su gata mientras la acariciaba y se acercaba para darle miles de besos – ¿Quién es la luz de mis ojos?

– A mí nunca me hablaste de esa manera. – reclamaba de manera burlona – Que suerte tiene Shira de que le hables así.

– Ella supo ganarse mi lado amoroso e incluso Jehan lo hizo. – reía ligeramente.

– Espera, ¿Jehan? – la miré muy sorprendido – ¿Estás saliendo con Jehan? ¿No estabas saliendo con Avril?

– Avril y yo decidimos dejar las cosas por la paz porque resulta que ella estaba saliendo con alguien más al mismo tiempo que lo hacía conmigo. – hizo una ligera mueca llena de molestia.

– No puedo creerlo – negué con la cabeza, muy decepcionado – Lamento escuchar eso, en verdad la querías y mucho.

– Está bien. – sonreía ligeramente – Desde hace unos días comencé a salir con Jehan y las cosas van marchando bien por el momento. De alguna manera me dio la confianza de ser cariñosa con él. – reía – Su familia está feliz por eso, ahora mismo ellas se encuentran de viaje en España.

– Después de todo este tiempo que lo dejaste torturarse por estar contigo. – decía burlón – Espero que valore la oportunidad que le estás dando.

– Yo espero lo mismo y que no pase lo mismo que con Avril. Ahora – retomaba aclarando la garganta –, regresando al tema, de alguna manera debo pagarle a mi Shira lo que ha hecho por mí, ¿Sabes? A parte de darle comida y comprarle su arena. – reía nuevamente.

– Le debo totalmente las gracias a Shira. – mencioné al mismo tiempo que le acariciaba su pequeña y peludita cabeza – Si ella no hubiera llegado a tiempo contigo, yo no hubiera podido conocerte.



Esto solo lo sé yo, además de su propia mamá. Durante la primaria, Verena experimento diversas situaciones con baja autoestima, dificultad para socializar y entre más. Debido a todo eso, a la edad de 10 años, Verena tuvo un intento de suicidio y estuvo internada para su tratamiento debido a que recurrió a las pastillas.

Después de haber salido, asistió a terapia psicológica, ¿Saben que paso? Por ser menor de edad, era muy necesario que sus padres asistieran a la terapia y, por supuesto, únicamente su mamá accedió a ir y su padre se negó totalmente con la excusa de que él no necesitaba terapia.

Dentro de las mismas terapias a Verena le recomendaron tener una mascota que quisiera y vaya que todo llega a su tiempo, ¿No creen? Justo al salir ese día de la terapia, se encontró con una pequeña gatita casi recién nacida en la calle y ahora ya en dos meses cumplirá sus 15 años. 15 años sagrados en los que ha ayudado a Verena mantenerse.



– Lo sé. – sonreía ligeramente – Soy afortunada de tenerla. ¿No has pensado en adoptar un gato? – me miró llena de curiosidad – Amas a los gatos también.

– He querido, solo que me es imposible poder cuidarlo mientras debo hacer lo mismo con Sonic.

– Hablando de Sonic, ¿Todo bien con él?



Nada más importa que nosotros ~ ShadonicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora