GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)

T R E I N T A Y C U A T R O | A N T E S D E T O D O

—Alisa, esto se pone de mal en peor —dijo Carlo.

—¿Quién fue? —cuestioné.

—Han encontrado huellas de Jon Brown. Pero no sabemos si el capitán le ha dicho la información que necesitaba para la pelea de esta noche.

—Pero, Jon sabía casi todo —contesté ya que él también estaba metido en el caso hasta el fondo, junto con Santana.

—Si, pero el capitán es el único que conoce a todos los infiltrados que hay en esta operación —respondió. —Hay que tener mil ojos. Esta noche va a ser decisiva y muy jodida.

—Carlo, creo que esta noche va a ver mucha sangre y no me gusta nada lo que estoy pensando.

Él se acercó a mi y me dijo;

—Vamos a salir bien y esperemos que podamos sacar a todas esas víctimas de allí.

🥊

Llegó el momento crucial y me encontraba en la calle, a escasos metros de aquella puerta la cual vi por primera vez hacía unos meses, recordando lo asustada que me encontraba. Y ahora estaba ahí fuera, nerviosa por lo que podría pasar y llena de temor por lo que podría llegar a perder en ese instante.

No quería que nada ocurriese y simplemente necesitaba que las cosas pudiesen solucionarse.

Toqué la puerta y Venecia me abrió con un rostro más serio de lo normal, incluso lleno de tensión. Me pareció tan extraño en él para lo poco que lo conocía que traté de buscar respuestas tan solo con mirarlo.

Como de costumbre, Venecia no trasmitía nada con la mirada, por lo que continué por mi camino completamente en alerta, con una mano preparada para cualquier cosa y sacar el arma, sin esperar ni un solo segundo.

Subí las escaleras como de costumbre, hasta que llegué a la planta donde se encontraba mi luchador, cuando me encontré a Afrodita y Serpiente juntos, escondidos en un rincón y con ambos preocupados por lo que podría suceder.

Afrodita se asustó al verme, y me imaginé que creería que sería otra persona, por lo que, al instante de mirarme, se tranquilizó.

—Afrodita, Serpiente, ¿han visto a Gato? —cuestioné.

Ambos asintieron y Serpiente contestó;

—Está en su cuarto, esperándote.

Asentí, con el rostro lleno de seriedad, cuando noté la mano de Afrodita en mi antebrazo. Al girarme para mirarla, me abrazó con fuerza, sorprendiéndome por su gesto y yo, como una gran amiga que era ella para mí, le devolví el abrazo.

—Por favor, trata de decirle a Gato que huya... —susurró. —Esta noche no va a ganar con ese luchador... He escuchado comentarios de Magnus y quiere matarlo.

Me asusté y si ella me lo decía era porque era cierto. Afrodita estaba siempre al lado de Magnus, por lo que confiaba en ella.

Sin saber que decir, la miré y respondí;

—Él no va a hacerme caso, pero voy a protegerlo.

Miré a Serpiente y él me entendió, asintiendo su cabeza y luego me despedí de ellos, prometiéndoles que nos veríamos después.

Caminé hacia el cuarto de Rhys y, al abrir la puerta, noté como su rostro se iluminó al verme entrar, como si fuese su luz. Con una simple miraba como podía incluso estar preocupado por mí, por la arruga de su entrecejo y todo por una simple mirada. Pero lo conocía tan bien que sentía que era una parte de mí.

Lo noté completamente nervioso, algo extraño en él y, cuando cerré la puerta para acercarme a él, me dijo;

—Por favor, aunque sea tu trabajo... No te quedes a ver la pelea de esta noche —suplicó.

Negué con la cabeza mientras me acercaba a ese hombre del que estaba completamente enamorada y dije;

—Para lo bueno y para lo malo, Rhys.

Lo ayudé a colocarle las vendas, tomando sus manos y asegurándome de que estaban bien puestas, para que pudiese hacerse el menor daño posible y, cuando acabé, lo besé delicadamente en los labios, para luego mirarlo a los ojos.

Nos quedamos unos segundos mirándonos hasta que él me tomó de la cintura y me besó con fuerza, no queriendo que me alejase de él jamás. Disfruté de ese beso al máximo, mientras que más me acercaba a él, tocándolo, abrazándolo y sin poder evitar que las lágrimas resbalaran por mis mejillas.

Él, una vez me besó, se separó unos centímetros de mí y limpió mis lágrimas con sus pulgares, para decirme;

—Ojalá pudiésemos quedarnos eternamente en la casa de mis abuelos... En aquella pequeña casa... Con tu cuerpo pegado al mío y hacerlo cada maldita noche frente a esa chimenea, en el baño, en la cocina, en el jardín... En la cama...

No me ayudó para nada las palabras que él decía y lloré más fuerte, abrazándome a él, pegando mi rostro y hundiéndolo en su hombro, escondiéndolo.

Pero él levantó mi rostro para mirarme, como deseando tener su recuerdo de mi, como si fuese nuestra última vez.

Me abrazó con fuerza y susurró;

—Me has dado los mejores meses de mi vida, Alisa. Los mejores de mi vida.

Negué con la cabeza, odiando que me estuviese diciendo todo eso.

—Vámonos de aquí... Huyamos. Si Magnus no te mata, te encarcelará la policía.

—Y espero que seas tú la que me encarcele —respondió como si nada, como si eso fuese tranquilidad para él de que saldría viva de ahí.

Prefería que yo lo encarcelara que me ocurriese algo y yo temía por todas las cosas que podría pasarle a él.

—No... No me digas eso, Rhys...

Lloré más fuerte.

—Mírame, Alisa.

Miró el collar y ocurrió algo mágico entre nosotros, hasta que él tomó en sus manos el collar y contestó;

—Si pasa algo malo... No dudes en arrancarlo.

Negué.

—La policía entrará y detendrá a todos, incluido a ti.

—Hazlo, no me hagas suplicártelo.

Me volvió a besar y nos quedan así un buen rato, hasta que Venecia abrió la puerta, interrumpiéndonos y diciendo las palabras más temidas;

—Es la hora, Gato.

Nos miramos y, juntos, nos marchamos al combate, con Rhys tomando mi mano para entrar juntos al mismo infierno que nos esperaba.

***

Siento no haber subido la semana pasada, pero no he tenido una buena semana. Pero aquí tienen nuevo capítulo.

Estos son los capítulos finales, así que estad atentas.

¿Que les ha parecido?

Nos leemos el domingo :3

Patri García