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— ¿Rojo o azul?

— azul, preciosa. Resalta tus ojos.

Kagome me da una sonrisa dulce a través del espejo antes de tomar ir a los vestidores a ver cómo le queda ese pedazo de tela azul rey que estoy segura resaltará su trasero.

— No sabía que ella podía vestir tan descarada.

Rin, la pequeña enfermera sabelotodo medio zorra, tiene una exagerada expresión de asombro en su rostro cuando la veo. Riendo, golpeó juguetona su hombro.

— sabes que una mujer herida no es un juego.

Finge que la e golpeado con demasiada fuerza mientras se soba con un mohín. Poco después, su expresión decae viendo los comunes vestidos descaradamente cortos, tomando uno y viéndolo con ojos afligidos. Solo para que fuego ardiente saltara de sus ojos poco luego.

— InuYasha es un hijo de pu-

— Su madre no tiene la culpa —la interrumpo y defiendo la memoria de esa gran mujer—

Ya habíamos conocido a la difunta Izayoi Zoi en vida, cuando estaba en el hospital. Yo, cuando acompañe a Kagome a visitarla una vez, Rin trabajaba en ese hospital así que la conoció aunque no sabía era madre de InuYasha hasta que lo vio allí visitándola.

Esa mujer, aún con leucemia, era un soplo de vida y carisma. Tan sonriente y vivas, simplemente hermosa y coqueta, como si nunca hubiese perdido el cabello por las quimioterapias y con el cáncer ganando la batalla.

¿Que culpa tenía ella de su hijo desleal y sinvergüenza?

— si —suspira, seguramente recordando y sabiendo que ella no pintaba aquí— de acuerdo, él es un desgraciado mentiroso que morirá de disentería ¿Así mejor?.

Asiento aprobando el insulto y dándole la razón.

— lo peor es que la sigue busca —chilla indignada lanzado el vestido a la pila de ropa que tenía ya había escogido— "Uhhhh, quiero verla" —bufa con voz chillona— ¡Pues ve sus fotos, Bestia! Porque Kag ya no llora por ti desde hace bastante rato.

Muevo las manos con un ademán mientras sonrío divertida y niego.

— si, es como dice la mujer de ese programa... eh —divago recordando lo que decía. Realmente yo no veía el programa, pero mi mamá si— ni un solo golpe y ni una sola infidelidad.

— Exacto, una vez lo hacen y los perdonas se aferran a eso. Y lo hacen una y otra vez. Aveces no es así, pero, la confianza ya no es la misma.

Me encuentro dándole la razón. Ya lo habíamos vivido, pero ambas deseábamos que Kagome fuera la afortunada que no sintiera en dolor de una traición. Al parecer, no pudo no ser así.

— siempre dicen lo mismo —suspiro tomando un vestido negro—

Es de mangas largas y cuello alto, llega hasta la mitad de los muslos. Es de una tela bastante suave y se ve más como una segura segunda piel.

Kagome se vería hermosa en esto.

— "No es mi culpa, no sabía lo que hacía".

Miro a Rin, quien intenta hacer una voz de hombre que no se parece en nada. Sonrío sin fuerzas, bien consciente de lo que hace.

— "perdóname, fue el alcohol, no era responsable de mis actos" —dije yo recordando—

— "no lo hice adrede".

— "solo busqué lo que no me dabas" —respondi en un suspiro—

solo te amo a ti.

Ambas dimos un respingón, giramos a ver a mi mejor amiga, quien había dicho esa última frase dándonos una sonrisa triste y agotada. Dió una vuelta sobre si misma, enseñando su vestido.

Fugitiva |Sesshome|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora