CAPÍTULO 29: La Verdad.

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CAPÍTULO 29: La verdad.

Aminda comenzó a preparar una pequeña merienda, mientras que los muchachos y Pedro empezaron a conectar el televisor y la consola para disponerse a jugar. Parecían niños pequeños emocionados por jugar videojuegos. Ese instante los alejó de su cruda realidad, en donde las armas que se dispararon si asesinaban y herían a las personas. Allí en la mina no era un juego.

Pedro dejó un momento a sus compañeros en la habitación jugando videojuegos y se dirigió a la cocina a ayudar a su mamá.

—Mamá, te ayudo? —interrumpió lo que Aminda hacía, trato de llamar su atención tomando una rebanada de queso y llevándosela a la boca.

—No mijo tranquilo, ya solo me falta prepararles un juguito. —continuó colocando la fruta picada en la licuadora y la encendió. El sonido fue molesto y alto. Término de licuar y comenzó a colarlo para agregar azúcar y servirlo en unos vasos.

—Papi búscame en la nevera hielo. —agregó Aminda, sin dejar de hacer sus cosas. Pedro, sin responder, se dirigió a la nevera y regreso con una bandeja de cubitos de hielo.

—¿Mijo que te pasa? ¿Estás triste? —interrogó su madre, que ya presintió la aptitud de su hijo.

—No mami, no estoy triste. Es solo que tengo que hablar contigo. Tengo muchas preguntas mamá y tú perfectamente lo sabes. —contesto sin rodeos, esperando respuestas a todas sus dudas.

—Ya vamos a hablar Pedro, déjame llevarle esto a los muchachos y hablamos tranquilos en el patio. —afirmo, dirigiéndose a la habitación de los muchachos a llevarles la merienda. Pedro caminó hasta el patio de su casa a esperarla. Vio los enormes árboles frutales que continuaban intactos y hermosos a pesar del calor inclemente de la zona.

—Mijo, sé que estás molesto por haberte enviado al Callao, pero necesito que te sientes, te tomes este café y me escuches atentamente. —entrego una tasa con café caliente a Pedro y se sentó junto a él.

—Yo estoy enferma y esto lo sabía desde hace mucho tiempo, tengo un riñón dañado y necesito una operación para que me coloquen otro, pero aquí en nuestro país es sumamente costoso hacer las diálisis y conseguir un donante. Yo pensando en el día de mañana preferí que te fueras con Juancito para que allá y consiguieras dinero para que tú salieras adelante y te fueras luego del país a conseguir una mejor vida. —especifico, Aminda, totalmente calmada y tratando de contener las lágrimas en sus ojos.

—Mami tenías que decírmelo. No me tenías que mentir, soy tu único hijo y tú cuentas conmigo pa las buenas y pa las malas. —interrumpió Pedro, llorando de impotencia.

—Mijo lo sé, pero vendiendo empanadas no íbamos a conseguir en dinero para mi tratamiento o para yo tener una dieta balanceada. Por eso deje de ir al kiosco, para tener tranquilidad aquí en la casa, ya no me quiero estresar mijo, que sea lo que Dios quiera, cuando salga un donante será. —señalo Aminda, con lágrimas en sus ojos y secándolas con un pañuelo blanco.

—Mami no te preocupes, nosotros vamos a conseguir un donante a como de lugar. —recalcó Pedro, limpio su cara y se levantó para caminar, trato de despejar su mente para pensar con claridad sobre la situación que planteó su madre.

Pedro comprendió entonces por qué su madre prefirió enviarlo a ese pueblo hostil, el porqué siempre le pedía dinero y el porqué de su extraña aptitud, ahora solo tenía en su mente como podría encontrar a un donante de riñón y eso seria comprándolo, pues él sabía perfectamente que había personas dispuestas a venderlo por llevar comida a sus hogares.

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Nota del autor:

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Nota del autor:

Gracias por haber acompañado a Pedro en su camino hacia la verdad. Agradezco mucho todo tu apoyo.

M.Garcia. 

17/08/2022.

Pedro CalleWhere stories live. Discover now