CAPÍTULO 4: El Callao.

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El Callo es un pueblo minero ubicado al sur del Estado Bolívar. Se puede acceder a esta zona por vía fluvial o terrestre. Aunque en la actualidad entran o salen avionetas privadas y se estima que cuenta con una población de más de 20 mil habitantes. Es un pueblo enigmático, lleno de magia, color y folclore. En donde los personajes más conocidos son los cultores (los que mantienen la tradición de el Callao), las madamas (mujeres con vestidos muy coloridos y elegantes que bailan en las comparsas).

El minero (el hombre trabajador que día a día se dirige al yacimiento a buscar y extraer el preciado oro para poder llevar el sustento a su hogar). El Medio Pinto o Negro Pinto (es un hombre que se aplica en todo su cuerpo una mezcla preparada en una gran olla a fuego lento con papelón proveniente de la caña de azúcar, carbón y agua. Además, van danzando por las calles con una lata o envase lleno de este líquido viscoso pintando a todos los turistas o visitantes que no les dan dinero). La frase emblemática de estos pintorescos personajes es "Medio o Pinto".

No menos importante son los Carnavales de El Callao. Realizados en el mes de febrero a los que asisten cientos de personas de diferentes partes del país. Además de que son conocidos internacionalmente porque fueron declarados "Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO" en el año 2016.

Por las calles se pueden avistar carritos o buggis con plantas de sonido y cornetas enormes que suenan al compás del Calipso. Acompañado por cantantes, el cuatro, bumbac o el bombo. Detrás se visualizarán una multitud danzando y bailando al ritmo que lleva la comparsa. Estas recorren las calles del Callao a su ritmo y de repente podrán estar inmersos en un choque entre ellas. Donde la más fuerte continuará sonando, permitiendo el pase del carro y la multitud alegre.

En las plazas podrás comprar souvenirs o bebidas. Aunque en todas partes encontrarás puestos ambulantes con todo lo que te puedes imaginar, desde franelas alusivas al carnaval, juguetes o pistolas de agua, comida y bebida típica. En la noche disfrutarás de los conciertos que ofrecerán las diferentes bandas de la zona como, por ejemplo: The Same People, Miguel y sus Muchachos, Nueva Onda o Nueva Generación.

El Callao es alegría, fútbol y tradición. El pueblo posee gran diversidad de cultura debido a que fue fundado a mediados del siglo XIX por africanos, antillanos, españoles, ingleses, brasileños, franceses y venezolanos. Quienes poblaron la zona en busca del preciado oro, por ello de su folclore, gastronomía, tradiciones y dialecto.

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Al pueblo llegaron una mañana de sábado, muy soleada, Pedro, Luis y su tío Juancito

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Al pueblo llegaron una mañana de sábado, muy soleada, Pedro, Luis y su tío Juancito. Salieron de San Félix a eso de las 3 de la mañana. Pues Juancito no quería que lo detuviera ninguna alcabala y a esa hora la mayoría de los puestos estaban vacíos o los guardias o policías estaban dormidos.

Para Pedro fue una aventura única, ver el paisaje, todo verde, avistar vacas y caballos andando por las carreteras. Pasaron por Upata, Guasipati hasta llegar al pueblo y la primera imagen fue la Plaza Bolívar. Con sus bancos y árboles frondosos dando sombra a las personas que toman asiento para distraerse o conversar. Y al final de esa plaza vieron una hermosa Iglesia color blanco, bastante sencilla pero acogedora. Con un reloj en su torre principal y al final una enorme cruz. Se avistaron vendedores ambulantes, personas caminando y niños jugando. Un panorama agradable para quien lleva toda su vida viviendo en un barrio, lleno de armas, drogas, prostitutas y alcohol.

«Esto le encantaría a mamá». —pensó Pedro por un momento.

—Tío, cómpranos unas chichas, ¿va? —le suplicó Pedro a su tío Juancito como si fuera un niño de cinco años.

—¡Claro que sí! Pide las que quieras. —Respondió con voz aguda el corpulento hombre. Sonriendo alegremente, recordando cuando ellos eran más niños y le pedían que les comprara un refresco o golosinas. Él les dio unos cuantos billetes y los muchachos se dirigieron a comprar chichas con canela, hielo picadito y leche condensada.

—Ahora nos falta camino por recorrer, ¿fueron al baño?. —Exclamó Juancito después de unos cuantos minutos.

—Sí, tío, hace rato. —Respondió Luis, terminando de tomarse la Chicha.

—Pues nos vamos de una vez. —Manifestó el hombre, dirigiéndose a una de las camionetas y tras de él, Pedro y Luis.

Todos subieron a los carros y se adentraron hacia el pueblo, que en realidad no es muy grande, con calles algo angostas, de dos canales, uno que va y otro que viene. Luego de unos 10 o 15 minutos salen del pueblo y comienza un camino de tierra en donde cambia un poco el panorama y a lo lejos se distinguen grandes montañas coloreadas de diferentes tonalidades de verdes.

Se visualizan muchos árboles acompañados de un calor infernal. El trayecto para ellos es muy cómodo porque van en camionetas 4x4, pero para una persona común que llega a la mina buscando un futuro mejor, esto representa un recorrido a pie de entre 1 a 2 horas dependiendo a la mina que se dirija.

Pedro fue consciente de que es afortunado de que su tío Juancito les estuviera brindando esa oportunidad a él y a Luis. Pero a la vez sintió cierto temor, ya que él ha cometido muchos crímenes y no quería ser partícipe de eso. Él estaba dispuesto a cargar al día unos cuantos sacos de tierra que sacaban de la mina o simplemente cuidar el molino de su tío para ganarse unas cuantas gramas de oro a la semana y enviarle algo de dinero a su mamá Aminda.

—Aquí se comportan, aquí la gente no juega carritos (no bromea), no abran la boca; solo para lo necesario, no se hagan amigos de nadie, antes de hacer o no hacer algo, me lo consulta, todo, ¿entendieron? —indicó Juancito en el medio del trayecto a los dos jóvenes con total seriedad.

—Sí. —afirmaron los dos nerviosos muchachos.

—Aquí el que no sigue las reglas va pa esa (se muere), ustedes son mis sobrinos. Como mis hijos y no quiero que se metan en peo (problemas). Ni miren a las mujeres a menos que sea una puta y les vaya a cobrar por un polvo (sexo); ¿me entienden? —manifestó duramente el hombre.

—Sí tío. —respondieron, sin pedir más explicaciones sobre la situación que vivirán en la mina.

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Pedro CalleΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα