🔸14. El peor dolor

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Advertencia: Intento de descripción semigráfica de un parto.

*

La primera vez que Katsuki sintió un dolor arrollador fue a los cinco años. Aunque, en aquella ocasión, no fue una herida física, sino una herida a su ego. Hasta ahora, Katsuki se sorprendía que alguien tan pequeño pudo haber contenido tanta cólera y resentimiento, porque se suponía que solo sería una salida con esos pequeños idiotas que lo seguían por todos lados; solo sería una pequeña excursión en la que atravesarían el río y luego volverían a casa. Por alguna razón, Izuku también había decidido ir con ellos.

En ese entonces, la inmadura e infantil mente de Katsuki solo podía pensar que tenía un seguidor más, aunque este era diferente. Deku no era como él ni como los demás. Era una de esas personas raras que no habían obtenido ninguna peculiaridad; por lo tanto, no era igual de genial que él. Solo bastaba que las manos de Katsuki se iluminaran con ceniza y nitroglicerina para que los adultos y niños le aplaudieran. Izuku jamás recibiría eso. Izuku no sería mejor que él nunca.

Así que cuando cayó del puente hacia el lago e Izuku corrió hacia él —como ningún otro de sus compañeros con peculiaridades lo había hecho— para asegurarse de que se encontraba bien, Katsuki vio rojo, como nunca lo había visto. Y dolió. Dolió más que los mismos raspones provocados por las piedras del río y que la propia caída. Dolió porque ese idiota le estaba dedicando una mirada cargada de preocupación y algo más que Katsuki —erróneamente— interpretó como lástima. Y no había otra cosa que él odiara más que eso, así que lo apartó de un empujón antes de ponerse de pie, empezando así con el círculo de desprecio y arcadas que sentía cada vez que Izuku estaba a su lado, y que se nutriría por años... más de los que ahora Katsuki estaba orgulloso de contar.

Pero crecieron, sanaron y perdonaron, aun cuando Katsuki luego no creyó merecerlo. Había veces en las que todavía lo pensaba.

El segundo dolor más jodido que experimentó fue físico. Finalmente había concluido la academia y era un héroe profesional buscando victorias a través de salvar personas. No fue imprudente, Katsuki lo juraba; aunque Eijiro no estuvo necesariamente de acuerdo con él en aquella oportunidad. Aunque, para ser honesto, Eijiro jamás era muy objetivo cuando Katsuki terminaba herido con gravedad y conectado a un respirador por varios días. Las memorias estaban difusas ahora —más por el orgullo que por la inconsciencia—; pero lo que sí recordaba era a una mocosa con una peculiaridad recién descubierta.

Maldición, era una peculiaridad útil si lo pensaba. La niña podía dibujar cualquier cosa que se le plazca e invocarlo al mundo real con el mínimo roce de sus pequeños dedos. Hubiera sido inofensivo si la niña hubiera dibujado cachorros o ponis —lo típico de los mocosos de su edad—, pues aquello hubiera hecho las cosas más fáciles para Katsuki. Sin embargo, con lo que no contaba es que la niña llevaba un maldito libro infantil de criaturas de la mitología griega, y se le dio por dibujar una mantícora cuando su poder se manifestó por primera vez en su salón de clases.

Fue un desastre.

Entre evacuar a los niños para mantenerlos a salvo y detener a la criatura, todo se fue a la mierda. Katsuki acababa de terminar de dejar a una de las niñas con su profesora, cuando la mantícora arremetió contra él con garras y dientes. Y también con aquel aguijón de su larga cola de escorpión que terminó introduciéndose en su hombro derecho.

Si lo pensaba, no fue el aguijón el verdadero causante del dolor. Mierda, había recibido perforaciones mucho más fuertes durante todos esos años, incluida aquella vez en que se interpuso entre Shigaraki e Izuku. La diferencia era que este venía cargado de un potente veneno, que Katsuki sintió esparcirse por todas las venas de su cuerpo hasta entrelazarse con cada fibra, cada músculo y cada hueso. Todo su organismo se retorció y contrajo con fuerza. Sentía su corazón doler por el esfuerzo de mantener sus ojos abiertos y sus pulmones luchaban por seguir funcionando.

Una llegada [in]esperada [Kiribaku mpreg]Where stories live. Discover now