Capítulo 31

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Los días pasaron y Kalem estaba sanando.

Aunque seguían habiendo noches en las que el castaño no podía dormir porque las lagrimas aparecían y los recuerdos le dolían porque le recordaban la ausencia de su abuelo.

Yo me había encargado de que los abrazos no le faltaran así como también sacarle muchas sonrisas con tal de ver ese brillo en sus ojos celestes que calentaban mi corazón. Lo había llevado a caminar al parque casi todas las tardes, también nos sentábamos a hablar o simplemente nos acostábamos en el pasto verde a observar el atardecer del cielo sin decir nada y me gustaba.

Kalem comenzó a correr más no sólo por los entrenamientos del equipo sino porque me había dicho que eso le ayudaba a despejar su mente por un rato y lo relajaba.

Todos habíamos estado al lado de Kalem, Charles y el pequeño huracán. Sus amigos, Nora, y yo. Incluso mis padres que cuando se enteraron de la noticia no dudaron en ir a ver al castaño y al pequeño cuando regresaron del viaje. Mamá le había preparado un rico pastel de chocolate a Khaled, quién se había encariñado con ella por su comida y amor, también los había invitado a cenar varias veces seguidas y en las cuales ellos no se negaron. La mayoría de esas cenas incluían una sopa caliente porque mamá decía que sus sopas calentaban el corazón y ayudaban a sentirte mejor cuando estabas triste.

Y al parecer los hermanos Taylor terminaron cayendo por la sopa de mi madre y confirmaron que si calentaban el corazón.

Con respecto a la universidad, estábamos en la semana de exámenes y yo sentía que no podía más. Kalem y yo estábamos sentados en la mesa del almuerzo junto a Nora y el pelirrojo. Kalem tenía uno de sus brazos recostado encima del respaldar de mi silla mientras comía de su manzana. ¿Cómo podía verse tan bien haciendo una acción tan simple como esa?

—Siento que muero. —Me quejé soltando un sollozo dramático, dejándome caer en el respaldar de la silla—. Les juro que me pasé estudiando para el examen de hoy, pero siento que se me olvidará todo a la hora de hacerlo. Estoy estresada, ya quiero que esta semana acabe.

Sentí como los brazos de Kalem me abrazaron de costado. Su aroma y calor me invadió.

—Ya estás en mis brazos, olvídate de tus problemas. Todo va a estar bien, Heather del Socorro —dijo con tanta calma que logró transmitirme un poco de ella, solté un largo suspiro sin dejar de ver sus ojos. Cuando el notó que me tranquilicé, sonrió de esa manera adorable que él sabía que me afectaba, luego dejó un beso en mi frente—. Te irá genial en el examen, ya verás. No pienses tanto en eso, mejor come tu almuerzo.

—Ay, ustedes con su miel, me empalagan. —Se quejó la rubia rodando sus ojos—. No, mentira, no se crean. Me fascina, sigan en su burbuja que yo estoy de espectadora. —Sonrió poniendo su barbilla sobre su mano.

Rodé mis ojos, pero había una pequeña sonrisa en mi rostro al igual que Kalem quién tenía esa sonrisa de chico bueno y parecía no querer borrarse como cada vez que me veía o hablaba sobre mí. Tenía a un terrón de azúcar como novio y tenía que admitir que me fascinaba.

Vaya suerte la que tenía y nadie podía decirme lo contrario.

—Vamos, come algo. —Kalem acercó mi plato y yo tomé mi sándwich, él sonrió cuando me vio que le di un mordisco—. Necesitas energía para ese examen, además no me gusta verte estresada. ¿Quieres que vaya a comprarte gomas de osos para que te pongan de buen humor y me regales más de esas sonrisas, perezosa?

Si me miraba de esa manera tan linda e intensa, ¿cómo esperaba que le respondiera? Era débil por su ternura, en especial por sus ojos celestes que me atrajeron desde el primer momento en el que los vi.

Besos de Kalem |Completa|Where stories live. Discover now