Capítulo 25

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Tenía miedo al cambio, miedo a salir de mi zona de comfort. Ya estaba acostumbrada a no establecer un vínculo emocional con nadie para evitar preocupaciones o conflictos, me encantaba la tranquilidad que eso me daba.

También, tenía miedo a volver a encontrarme a alguien que me hiciera sentir lo que mismo que Matt, no solo porque él me había engañado o me habia dejado por ella sino que también porque sentia que no lo amaba de verdad, no habia logrado conectar de la manera en la que mis personajes lo hacían en los libros.

Pero con Kalem era diferente que asustaba un poco.

Estaba escribiendo rápido y sin pensar sobre las teclas de mi teclado de mi laptop mientras estaba sentada sobre mi cama, pasé varias horas escribiendo para distraerme hasta que perdí la noción del tiempo y me fui a dormir a altas horas de la madrugada. Al día siguiente después de la universidad tuve que ir a la cafetería de mamá por mi turno, aunque no tenía muchas ganas de ir porque sabía que el castaño trabajaba ese día.

Ben no pasó desapercibido la distancia que había entre el castaño y yo, como Kalem me daba rápidas miradas mientras atendía algunas mesas y como yo evitaba mirarlo mientras me distraía preparando los cafés detrás de la barra junto a Ben.

—A ver cuéntame el chisme, que se ve realmente bueno —dijo poniendo sus codos sobre la mesa de la barra y dándome esa mirada.

—No sé de que me hablas.

—Ay, Heather no te hagas, cualquiera puede sentir la tensión en el aire. A ver dime, ¿Por qué me evitas al chico?

—No seas chismoso.

—Vamos, creí que me conocías, deberías estar acostumbrada a esto y no creo que hayas visto venir mi interrogatorio. —Sonrió interesado—. ¿Terminaron?

—Pero si ni siquiera hemos comenzado, ¿De qué hablas, Benjamin?

Aunque se sentía como si así fuera.

—Ay, bueno, pero ya dime entonces.

Solté un suspiro y le conté lo que había pasado, Ben se veía realmente interesado en el chisme como siempre y esperó a que terminara para hablar.

—Por eso andan todo tristones los dos, voy a llevarle un cafecito para consolar al chico —dijo y me quedé viéndolo—. ¿Qué? Me cae bien el chico azúcar, además habla y habla, y siempre me saca el chisme sin que se de cuenta. —Se rio.

Ben iba a ir donde Kalem estaba sentado porque estaba en su descanso, pero se detuvo cuando miró que la niñera de su familia, Sofía, entró y se sentó frente a él.

—Oh, mira se me adelantó —habló y yo me quedé callada viéndolos, Ben me echó unas miraditas con una sonrisa divertida—. Eso no te hace sentir nada, ¿O me lo vas a negar?

—Shh, calla, Benjamin. —Le palmeé la palmada.

—Se nota que la chica babea por él.

—No estás ayudando. —Rodé los ojos, sin dejar de verlos mientras trataba de disimular limpiando con un trapo la barra—. Además, ¿Quién no podría babear por él? Kalem está como quiere, y cuando sonríe te hace caer más por él. —Solté un bufido, porque el castaño le estaba sonriendo.

—Mira, le está sonriendo. —Me dio unos suaves codazos en la cintura.

—Benjamin, ya cállate —Le susurré.

—¿O acaso quieres que solo a ti te sonría de esa manera? —Sonrió de lado.

—No puedo contigo. —Rodé los ojos con molestia.

—Tal vez soy tu conciencia.

—No lo creo. ¿De qué crees que estén hablando? —pregunté tratando de sonar despreocupada.

Besos de Kalem |Completa|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt