Capítulo 20

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Kalem había regresado.

¿Lo había extrañado?

Claro que sí, pero no podría admitirlo en voz alta.

Sus amigos me habían preguntado si quería ir al aeropuerto con ellos a traer al castaño y acepté solo porque era sábado y no tenía mucho que hacer.

Ajá, ahora dilo hasta que te lo creas, Heather.

Estábamos de pie esperando por el castaño y el pequeño individio hasta que unas puertas de vidrios eléctricas se abrieron y pudimos verlos salir. Khaled al vernos corrió con los brazos abiertos directo hacia Callum quién se agachó para tomarlo en sus brazos y cargarlo.

—¿Extrañaste al tío Callum? Yo también, pequeño huracán —dijo revolviendole el cabello y el niño sonrió como si el chico fuera otro hermano mayor para él.

—Me siento de lado. —Se quejó Kane soltando un bufido mientras miraba la pantalla de su celular.

Algo en mi estómago se revolvió cuando miré a Kalem llegar a nosotros arrastrando las maletas. Tal vez lo que había comido al mediodía me había caído mal, porque me negaba a aceptar que eran nervios. ¿Yo nerviosa? No veía el porqué.

Si tú lo dices, chica.

Conciencia para ya.

—Ya no llores, Kane, ven yo te doy un abrazo —dijo el castaño poniéndose frente a él, dejó las maletas a un lado y lo estrechó en sus brazos.

—Acabas de llegar y ya estás derramando miel, así no se puede. —Kane hizo una mueca de disgusto dándole unas palmadas en su espalda, aunque estaba segura que lo extrañó.

—Me quieres, lo sé. —Kalem le dio una palmada a su hombro.

Luego se giró para chocar los puños con el rubio.

—Gracias al cielo que estás ya aquí, no podía más con tus llamadas. —Rodó sus ojos, luego hizo un movimiento con su cabeza, señalándome—. Por eso la trajimos, para que dejaras de ser un intenso y le des toda tu azúcar a ella. De nada.

—Se te agradece, Callum. —Kalem soltó una risa nasal y me miró.

Cuando su mirada azul cayó sobre mí el estómago se me revolvió más. Ay, señor. No podían ser nervios. El castaño caminó hacia mí.

Por mis crushes literarios.

Estaba nerviosa.

Kalem Taylor causaba eso en mí y detestaba admitirlo.

—Heather del Socorro, ¿no me darás un abrazo? —dijo cuando estuvo frente a mí, me estaba dando una de sus sonrisas de chico bueno. Llevaba puesto un hoodie gris, jeans, converse y su cabello desordenado. Se veía caliente.

—Uno corto, muchacho. —Fue lo único que dije.

—De acuerdo, uno corto será —respondió pero por la mirada que me dio sabía que tenía otras intenciones.

Por favor, que no me abrace como en las películas, que no me abrace como en las películas.

Kalem me rodeó con sus fuertes brazos en la cintura y cuando pensé que se iba a separar me elevó un poco para dar pequeños giros. Tuve que sostenerme así que rodeé su cuello, luego me volvió a poner sobre el suelo.

Lo había hecho. Este chico.

—Kalem dije que uno corto, eso no fue lo que acordamos —hablé, mis manos estaban sobre sus antebrazos para sostenerme.

El castaño me estaba dando una sonrisa inocente.

—¿Cómo podía darte uno corto cuando te extrañé demasiado? —Pellizcó suavemente una de mis mejillas, luego tomó un mechón de mi cabello y se me quedó mirando por unos largos segundos—. Ah, sí. Hice esto en el avión para ti. —Sacó un avión de papel de uno de las bolsas de su hoodie y me lo extendio.

Besos de Kalem |Completa|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora