CAPÍTULO XXVI (SE FUE)

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He caminado desde el hospital hasta casa, llorando y con el maquillaje corrido. Ya casi son las cinco de la mañana. Al llegar, abro la puerta y lo primero que veo es a mi madre y Olivia en pijama, preocupadas, caminando de un lado a otro.

—¡¿Auden, dónde estabas?! —exclamó mi madre, preocupada. Las miro a ambas por unos segundos y luego rompo en llanto. Me tiro al suelo y mi madre corre rápido para sostenerme en sus brazos. No dejo de llorar, y mi madre jamás me suelta.

—Noah está en coma —logro decir, y mi madre simplemente acaricia mi cabello para tratar de tranquilizarme.

—Lo sabemos, mi amor. Kate llamó hace un rato —dice Olivia mientras se acerca para abrazarme.

—Fue mi culpa —digo sin parar de llorar.

—No fue tu culpa, cariño, fue un accidente —consuela mi madre.

—Le dije cosas horribles a Eddie —limpio mis lágrimas y me levanto de prisa—. Tengo que ir a disculparme —intento abrir de nuevo la puerta, pero mi madre me detiene.

—Auden, tienes que dormir primero. Más tarde yo misma te llevaré para que hables con Eddie —dice lo más tranquila posible.

—Mamá, iba a escaparme con él. Dejé todas mis cosas en el acantilado.

—¡¿Qué ibas a hacer qué?! —pregunta exaltada.

—Caroline —tranquiliza Olivia—. Está bien, Auden, no te preocupes. Yo iré por tus cosas, tú ve a descansar un rato, y más tarde tu madre y yo te llevamos con Eddie, ¿está bien? —propone Olivia, y yo solo asiento con un leve movimiento de cabeza.

—¿Qué pasó? —Diane baja las escaleras mientras se frota los ojos—. ¡¿Auden?! —Diane está sorprendida de verme, y yo solo corro hasta ella para abrazarla.

Cuando termino de contarle todo lo que pasó a Diane, veo sorpresa y horror en su rostro.

—No puedo creer lo que me acabas de decir —dice mientras me sigue abrazando—. Auden, sé que Eddie no está molesto contigo. Él debe saber que estabas asustada y por eso dijiste todas esas cosas. Créeme, él lo entenderá —anima mientras acaricia mi cabello.

—¿Y si no lo hace? ¿Y si no me perdona?

—Eddie te ama como un loco, Auden. Él estaba dispuesto a renunciar a todo por ti. Claro que él lo entenderá y te perdonará, de eso estoy cien por ciento segura.

—Estoy muy cansada —digo mientras me recuesto en la cama.

—Duérmete un rato, y más tarde vas a buscar a Eddie —propone mientras me quita los zapatos.

—Gracias, Diane —tomo sus manos y le doy un beso en la muñeca.

—Descansa, Auden —dice, y luego sale de la habitación.

Me levanto de golpe, sudando y con la respiración acelerada. He soñado con lo que pasó hace unas horas, pero este sueño es aún más desesperante. Cuando entro al mar, no encuentro a Noah, y cuando volteo para decirle a Eddie, él también ha desaparecido. Es tan desesperante que siento que me ahogo.

Me levanté de la cama y abrí las cortinas; ya estaba oscureciendo. Había dormido todo el día. Fui a darme un baño rápido para poder hablar con Eddie porque lo había vuelto a hacer: había dicho palabras hirientes, cosas horribles que no eran ciertas y de las que me arrepentía profundamente. La diferencia esta vez es que sí me disculparía.

Después de ponerme ropa cómoda, bajé las escaleras. En la sala solo estaban Diane y mi madre, comiendo, pero dejaron de hacerlo en cuanto me vieron.

—Tengo que ir a hablar con Eddie —anuncié, y mi madre se levantó de la mesa.

Mi verano en Australia [YA EN FÍSICO]On viuen les histories. Descobreix ara