Capítulo 11: Secreto hasta los Huesos

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"El baño que me di fue tan relajante, aún estoy con la bata puesta y echada en la cama, apenas si puedo escribir sobre la almohada. Me levantaría para hacerlo en el escritorio, pero ya me acomodé aquí. Quiero ser breve para ya dormirme, pues estoy exhausta. Tal parece que Damien quiere que me vaya activando de nuevo y me puso una rutina. Si de por si las simulaciones me dejan toda abatida, ahora con estos ejercicios me terminarán matando...

Todavía sigo pensando en la cosa de aquel día. Juro que de cuando en cuando puedo escuchar su siseo y extraños tintineos detrás de mí, puedo ver como su alargada silueta se desliza en la esquina de mis ojos y desaparece cuando volteo... Sera mejor que me duerma de una vez. Mañana es mi último día libre, y quiero aprovecharlo lo más que se pueda"

- Cameron Wells

La alcantarilla se veía sumergida en una abundante neblina, producto del vapor, humo y polvo que se colaba del exterior

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La alcantarilla se veía sumergida en una abundante neblina, producto del vapor, humo y polvo que se colaba del exterior. Donde una vez corrían aguas negras, ahora solo había asfalto seco, que parecía aún estar evaporándose por el calor. Calor que podía ver la niña en sus brazos quemados y sentirlo en la planta de sus pies, pues sus zapatitos se habían derretido, y ahora los arrastraba sobre el ardiente pavimento. También podía captar el sabor metálico del aíre a su alrededor en cada jadeo que emitía. Entre la espesa neblina de escombros, se podía distinguir algo esperanzador. Una luz al final del túnel, literalmente. Hubo momentos que sentía que iba a desmayarse, pero por fin llego. Su camino se vio bloqueado, pues un tanque de aspecto peculiar había colapsado el techo del desagüe. La niña no podía ver más allá de la salida debido a la fuerte luz. Es así como, con ardor en su cuerpo, escalo sobre los escombros y maniobró alrededor del vehículo militar, y entonces...

Cameron abrió los ojos y vio el techo de su habitación mientras yacía en el suelo. La joven tenía puesta su camisa verde opaco, doblada hasta topar con sus pechos, dejando al descubierto su abdomen y cintura. Sus pantalones holgados también estaban enroscados sobre las rodillas. Al no tener su abrigo puesto, se podían ver las vendas de sus brazos.

Se quedo contemplando el mismo punto del cuarto por unos segundos, sobándose delicadamente los codos y moviendo los dedos de sus pies descalzos. Entonces, inhalo profundamente y siguió con las abdominales.

A pesar de que Cameron tenía una condición física relativamente buena, esta hacía su mayor esfuerzo en cada ejercicio. Hinchando sus pulmones con cada respirar forzoso, haciendo muecas de dolor e incomodidad cuando no podía estirarse más, y suspirar de alivio cada vez que pausaba por un sorbo de agua.

Todo el cansancio de los ejercicios básicos parecía desaparecer cuando Cameron rápidamente se puso en guardia. La rubia tiraba series de golpes, tomaba guardia para descansar y volvía a los puños. Practicaba también técnicas de defensa, incluso hacía como si esquivara los ataques de un oponente imaginario y los devolvía con todas sus fuerzas. Para terminar la rutina, Cameron dio unos pasos atrás, topándose con el escritorio. Miró fijamente hacía adelante, donde estaba su objetivo y se puso en guardia. Realizó una serie de golpes, entre puños, bloqueos, rodillas hasta llegar a la pared, donde con un último puñetazo, estremeció el aire al rededor. A centímetros de sus nudillos estaba pegada con cinta una hoja de su libreta, a la cual le había garabateado la silueta de Godzilla.

Godzilla: End of TimesWhere stories live. Discover now