Capítulo 38: Una telaraña de problemas

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La noticia de Jacob no fue inesperada. No, para nada. Me la esperaba porque sabía las consecuencias que traería el anunciar toda la verdad a ellos. Eso era algo que lo sentía patente en cada una de las fibras de mi piel, pero no esperaba en definitiva que Jacob se comportara de manera hosca conmigo. Traté muchas veces de hablar con él, mas por alguna extraña razón huía de mí; ni siquiera me miraba.

Mamá me informó que hablaría con él. Lo supliqué que no se entremetiera en este asunto, que era algo que solo yo debía hacer, pero no me hizo caso alguno y se fue a hablar con Jacob.

Sin embargo, algo extraño pasó. Mamá nos llamó a Kim, Diane, Matt, Ulises y a mí, y nos comentó que Jacob quería que fuéramos todos al hotel porque tenía que anunciar algo y que cada uno de nosotros debía estar presente. Nadie tenía idea de qué podía ser.

—Yo creo que te humillará en frente de nosotros, estoy segura —dijo Diane mientras estábamos en el ascensor que nos llevaba a la oficina de Jacob. Él tenía su propio ascensor, y yo ni siquiera llegué a tener mi propia oficina. ¿Injusticia? Totalmente.

Le lancé una mala mirada a Diane conforme Kim entrelazaba nuestros dedos y me apretaba la mano.

—No le hagas caso, está furiosa porque no obtuvo su helado de chocolate. —Kim le sacó la lengua a Diane entretanto la susodicha bufaba.

—Estoy furiosa porque Matt no compró mi helado de chocolate —enfatizó el nombre de Matt e hizo un puchero. Todos a la misma vez rodamos los ojos, incluso Matt.

—Después te lo compro, mi amor —le aseguró Matt con voz dulce. Se acercó a ella y Diane hizo un puchero más—. ¿Sigues enojada? —Diane negó con la cabeza y Matt sonrió—. Te amo. —Se aproximó más y le dio un beso en los labios.

Yo hice una mueca y miré hacia otro lado.

—Oigan... no se desnuden aquí con nosotros presente —dijo Ulises de repente. Me giré en el momento exacto en el que Matt y Diane se acomodaban sus ropas. Ulises los miró mal y resopló—. Heterosexuales.

Un silencio se instaló después de lo dicho, pero luego de unos minutos todos nos empezamos a reír, inundando el pequeño espacio con nuestras ruidosas risas.

Segundos más tarde de habernos calmado, el ascensor se abrió. La oficina de Jacob se mostró ante nosotros y al instante todos nos mantuvimos en silencio. Él estaba sentado en su cómoda silla de terciopelo. Mi madre estaba en frente de su escritorio, sentada con las piernas cruzadas en la silla de cuero fino. Salimos del ascensor despacio, y yo por mi parte me detuve a observar con atención a Jacob, quien a su vez me miraba con perspicacia, analizando cada uno de mis movimientos.

—Pueden entrar —ofreció con amabilidad, contrariado al ambiente que se podía sentir aquí en su oficina.

Caminamos el resto del trayecto que nos faltaba para entrar a su oficina. Solo había dos asientos más, así que Diane y Kim se sentaron en ellos. Yo me paré detrás del asiento de Kim y apoyé mis manos en sus hombros.

—Deben estar preguntándose por qué los cité hoy —empezó a decir Jacob. Los demás asintieron exceptuándome—. Verán, conversé hace un rato con Audrey, y ella me mencionó que, al ser Jay dueño de la mitad de la franquicia de hoteles, yo no tengo derecho a despedirlo así como así.

Mi madre movió la cabeza respaldando lo anterior.

—Pues resulta y sucede que... Jim me dejó una carta justo después de que hiciera todo el papeleo de la herencia. —Sacó del cajón de su escritorio un sobre y alargó la mano, incitándome a que lo recibiera—. Puedes leerla.

¿Matrimonio falso? |¿MF? #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora