Ellos dos era mejores amigos desde que usaban pañales. Los dos junto contra el mundo, y ambos tenían la esperanza de que todo siguiera así. Ellos dos hasta el final de la historia.
— ¿Hace cuanto son amigos? —Bahiyyih preguntó. Ella realmente no sabía nada sobre Dahee y Jungwon, había escuchado un poco, pero realmente nunca supo nada.
—Somos amigos desde que nacimos. Jungwon es una semana mayor que yo —Dahee habló interrumpiendo a Jungwon, quien iba a responder. Se ganó una mirada de Yuna, aunque Dahee no se dio cuenta realmente.
No era que Yuna todavía tuviese un crush en Jungwon. Ya había pasado un tiempo y la chica se dio cuenta que siendo amigos les iría mejor. Yuna no era celosa, más bien, no quería que nadie volviera a lastimar a su mejor amigo. Recuerda esos días cuando la pelea pasó, cuando Jungwon le contó las horribles cosas que Dahee le había dicho, él estaba realmente triste.
Nadie habla realmente sobre lo mucho que duele perder a un amigo. No era igual que terminar con una pareja. Porque una cosa es tener sentimientos románticos con alguien, y otra cosa es perder a esa persona, tu amigo con quien has compartido casi de todo. Muchos saben que las relaciones no son eternas, pero la mayoría no espera que las amistades terminen tan rápido.
— ¿Entonces desde pequeños? Wow, ojalá tu hubiera tenido amigos de pequeña. Solo tenía a mi hermanos.
—Deben tener muchos recuerdos juntos —Sunoo habló mirando a Dahee y luego a Jungwon. Los dos asintieron.
— ¡Jungwon! —su madre alzó la voz al verlo bajar las escaleras corriendo. No importaba cuantas veces le advirtiera que se podía caer, el niño no hacía caso.
Ya era casi la hora de ir a jugar con Dahee. Eso era lo bueno de los viernes, Jungwon podía quedarse una hora más jugando con su mejor amiga. Las madres solían intercambiar de casa todas las semanas, y justo esa semana, tocaba donde Dahee.
Jungwon esperó pacientemente a su madre en la puerta. Estaba parado con su maleta en su espalda donde llevaba su nuevo juguete para mostrarlo. Sus cachetes regordetes se inflaron y el pequeño fijó los ojos en su mamá. La mujer parecía estar tomándose una eternidad para salir y Jungwon sabía que eso no estaba bien.
Cuando por fin, la eternidad que en realidad solo fueron cinco minutos pasaron, su madre se acercó a la puerta. Sin embargo, no la abrió.
—Jungwon, no podemos salir hasta que amarres tus zapatos —dijo suavemente y su hijo rápidamente se sentó en el piso para intentar amarrar los cordones—. ¿Recuerdas cómo hacerlo? —Jungwon movió su cabeza de lado a lado—. Bien, las dos serpientes se cruzan y una pasa por debajo. Después las dos orejitas del conejo salen y una se esconde. Muy bien.
Finalmente la puerta fue abierta. Jungwon rápidamente tomó la mano de su mamá y cruzaron la calle para llegar donde su mejor amiga. La puerta fue abierta casi de inmediato mostrando a Dahee com su vestido rosa. Los dos amigos se abrazaron y subieron corriendo a jugar.
—Jungwon juguemos a la familia —dijo la niña sacando su bebé de juguete—. Tu serás el papá y yo seré la mamá.
— ¿Y mi dinosaurio? —preguntó haciendo un puchero. El quería jugar con su juguete.
—Mmmm —Dahee llevó su dedo índice a su mentón pensando—. ¡Oh! Tu se lo compraste a nuestro bebé. Así estamos los dos felices.
Jungwon asintió feliz y comenzaron a jugar.
—Sí... solíamos jugar bastante —Jungwon dijo sonriendo y miró a Dahee, quién también sonrió—. ¿Recuerdas la vez en la que estábamos jugando con tu bebé y un amigo de mi hermana sin querer lo tumbó de la mesa con su balón?
—Me puse a llorar y Hyunjin intentó hacer de todo para que yo me calmara y fue él quien terminó llorando también.
Esa tarde todos se unieron en una conversación. Los amigos de Jungwon intentaban acoger a Dahee y conocerla un poco más.
Sin duda los dos mejores amigos se habían extrañado.
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Dios santísimo no saben lo mucho que tuve que quemar mi cerebro para este capítulo.
