Ellos dos era mejores amigos desde que usaban pañales. Los dos junto contra el mundo, y ambos tenían la esperanza de que todo siguiera así. Ellos dos hasta el final de la historia.
— ¿Quieren ir por helado mientras la mamá de Jungwon llega? —La madre de Dahee preguntó a los dos niños que se encontraban viendo una película.
Los niños tenían ahora 7 años, jugaban entre ellos y a pesar de las diferencias seguían siendo muy unidos. Los dos habían entrado a la misma escuela, pero fue una desgracia que los salones no hubieran sido los mismos. Aún así, los dos se seguían sentando bajo el mismo árbol en la mayoría de los descansos.
Esa tarde Jungwon se quedó con Dahee y su familia porque su hermana se había metido en problemas en la escuela, por lo tanto ambos padres habían sido convocados a una reunión.
—Jungwon, Dahee, por favor tómense de las manos que vamos a pasar la calle. —Los dos niños lo pensaron durante unos segundos, se miraron el uno a otro y se agarraron de la manera más incómoda posible. Después de todo, tomarse de las manos era de novios y ellos solo eran amigos.
Quizás el término novios era todavía muy extraño para ellos. El contacto físico para ellos todavía era raro. Veían a sus padres hacerlo con frecuencia, darse besos y tomarse de la mano. Pero algo en sus cabezas no cuadraba cuando veían eso.
— ¿Helado de que van a ordenar? —Una joven le preguntó a los niños.
Ambos miraron a la mujer que los había llevado al lugar, los dos tenían mucha vergüenza de pedir su propio helado. La madre de Dahee cerró su boca con un zip invisible, dándoles a entender que ella no pediría por ellos.
—Yo quiero uno de vainilla por favor.
—Y yo de chocolate.
La joven que atendía asintió y después de un par de minutos, el helado estaba en sus manos. Se despidieron y luego fueron a sentarse en una banca en el patio para comer.
La brisa leve daba en sus rostros, movía las hojas de los árboles y hacía que el clima no fuera tan caluroso.
— ¡Mami mira! —Dahee señaló al cielo una nube—. Es un perrito.
—Claro que no, es un pato. —Jungwon corrigió a su amiga. Realmente las nubes no tenían una forma en específico, parecían grandes pedazos de algodón en los ojos de la madre de Dahee.
La mujer sonrió a los dos niños, feliz de que pudieran haber sido amigos. Ambos ya tenían 7 años y no serían niños por mucho tiempo, después ya llegaría la adolescencia y en algún punto ambos se irían de los brazos de sus padres. Ella no estaba preparada.
—Dahee, Jungwon, miren sus rostros. —Señaló a los dos que tenían helado por toda su boca y llegaba hasta los cachetes. Le paso una servilleta a cada uno para que se limpiaran—. Que desastre.
—Dahee, tienes helado ahí. —Jungwon señaló la mejilla de su amiga. Su amiga cogió una servilleta y rápidamente se quitó la comida de la cara.
Luego con su cuchara agarró helado y ensució a Jungwon con este. El pequeño abrió su boca ofendido mientras que ella reía.
—Jungwon, te ensuciaste de helado. —Siguió riendo, Jungwon inflo sus cachetes y luego se contagió de las carcajadas de su mejor amiga.
Ellos tenían una promesa, los dos juntos contra el mundo, y así sería hasta el final de la historia.
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