Capítulo 23

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— R

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— R.A.B y K.C.M —

Kreacher apareció mientras hacia una reverencia a ambos magos. Keira vio nuevamente a Regulus y asintió.

— Kreacher creo que adelantaremos la visita a la cueva, la haremos justo ahora. — Regulus le dijo y Kreacher solo miraba a Regulus mientras asentía. — Hemos sido atacados en nuestro hogar y te queremos pedir que dejes a Lyra en la sala de la casa de mi madre. No despiertes a mi madre, solo deja a Lyra ahí.

Kreacher asintió y mientras Keira le daba la niña al elfo con cuidado, Regulus trataba de mantenerse calmado.

— Todo saldrá bien. — escucho que Keira dijo y cuando volteo no vio al elfo pero no mucho después apareció.

∆∆∆

Se aparecieron fuera de la cueva y Keira se permitió observar todo a su alrededor, ella no se dio cuenta cuando Regulus se hizo un corte en la palma de su mano para después pegarla a la pared de piedra que después se abrió.

Ambos entraron y solo podían ver una tenue luz de color verde en el centro del gran lago.

— El señor oscuro llegó hasta ahí en una canoa. — Keira y Regulus comenzaron a buscarla con la mirada hasta que Kreacher con un chasquido de dedos la hizo emerger de las profundidades de esas aguas. Subieron y mágicamente comenzó a avanzar.

Cuando bajaron de la canoa nuevamente volvió a sumergirse y Keira rápidamente pensó de que manera regresarían. Su esposo tomo su mano y comenzaron a avanzar hacia aquel recipiente que se mantenia en medio de la pequeña isla.

Keira con un movimiento habilidoso de la muñeca hizo aparecer una copa, al igual que Regulus y después se miraron.

— Juntos. — Dijeron y cada quien comenzó a beber la poción.

Keira comenzó a apreciar la primera vez que fue torturada con la maldición cruciatus y su mente solo proyectaba las tantas veces que asesino para Voldemort.

— NO, yo no quería hacerlo. — comenzó a decir Keira mientras seguía bebiendo la poción.

Por el otro lado, Regulus solo recordaba una y otra vez las miles de veces que lo obligaron a torturar, escuchaba los gritos y las súplicas de las víctimas.

Regulus comenzó a murmurar pero jamás dejo de beber la poción. Después de unos minutos el cuenco se encontraba vacío y rápidamente Kreacher cambio los guardarlos, dónde la réplica solo contenía una nota firmada con las iniciales de ambos.

— Agua. — Keira dijo y Kreacher sin pensarlo lleno su copa con un chasquido de dedos pero cuando quería hacerlo con Regulus noto que el caminaba hacia la orilla.

— Amo Regulus, no. — Fue demasiado tarde, Regulus ya estaba agachado tratando de tomar un poco de agua pero una mano blanquecina rodeo su muñeca y trato de llevarlo hacia el fondo del lago.

Keira no supo de dónde sacó fuerzas pero aturdió a ese inferi y cuando estuvo a la par de su esposo solo pudo ver cómo un ejército de ellos lo rodeaban.

— Kreacher lleva a Lyra con Sirius, porfavor. — Keira alcanzo a decir mientras tomaba la mano de Regulus.

— No le digas nada de esto a nadie, ni a nuestros padres. Kreacher es una orden. — Fue lo último que Kreacher escucho antes de desaparecer con el guardapelo auténtico dejando atrás a su amo.

Cuando menos lo pensaron Keira y Regulus fueron sumergidos hasta el fondo del lago pero jamás soltaron sus manos. Tal vez querían encontrar la calma que siempre hallaban en el otro.

Regulus solo pensaba en los bellos orbes azules de Keira, en lo mucho que le encantan y toda la paz que le transmitían.

Keira solo pensó en la bella sonrisa de Regulus, recordaba todas las maravillosas sensaciones que experimentaba cuando el la miraba con esa sonrisa cargada de egocentrismo.

Y es que siempre había sido así.

Siempre habían sido Keira y Regulus.

Mar y tiniebla.

Azul y gris.

Tristeza y soledad.

Trataron de ir contra la marea para huir de la tiniebla, pero jamás entendieron que ellos ya habían sido alcanzados por está.

Mar y Tiniebla | Época de los merodeadores Where stories live. Discover now