Capítulo 8

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– Marcados –

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– Marcados –

Apenas se asomaba el sol entre las nubes durante la mañana de navidad debido a que era muy temprano. El número 12 de Grimmauld place se mantenía en silencio mientras la única persona despierta sentía como las lágrimas salían de sus ojos. Su cuerpo realmente le dolía. Keira Moncier perdió la cuenta de las veces que el señor oscuro le lanzó la maldición cruciatus. Regulus le suplicaba que se detuviera pero el se reía y mantenía la tortura de la chica.

Estaba consciente en lo que era volverse una mortifaga pero ella amaba tanto a Regulus que no podía dejarlo solo. Estaba dispuesta a decepcionar a su familia y romper todo tipo de comunicación con ellos para que su novio no sufriera solo. Sus hermanos tienen el amor de sus padres pero el pequeño Black solo la tiene a ella y sabía que el es su complemento.

De un momento a otro Regulus Black paso su brazo por la cintura de Keira mientras dejaba un beso en su mejilla y la pegaba a el.

– ¿Te sientes bien?. – Preguntó el cuando noto que ella estaba llorando.

– Me duele.

Escuchar la voz de Keira tan débil le rompió el corazón al chico, eso era lo que el no quería. No llevaba ni una hora en su casa cuando ya había resultado dañada y no pudo evitar sentirse culpable.

Se quedaron en la misma posición durante un tiempo hasta que escucharon que alguien tocaba la puerta.

– Soy Narcissa. – Escucharon que alguien hablo del otro lado y Regulus se levantó a abrir la puerta.

Mientras Keira se sentaba en la cama una mujer rubia entraba a la habitación mientras cerraba la puerta y veía a la pareja.

– ¿Sucede algo?. – Keira se atrevió a preguntar.

– No. – Su respuesta hizo que ambos chicos soltaran el aire que habían retenido. – ¿Estás bien?.

Keira miro a Narcissa y tratando de sonar segura respondió.

– Claro.

Narcissa no estaba muy convencida de la respuesta de Moncier pero no quiso cuestionar más.

– El desayuno estará pronto. – Dijo la chica Black y dándole una última mirada a Keira salió de la habitación dejando solos a la pareja.

∆∆∆

En el comedor de la casa Black se encontraban Walburga, Orion, Druella y Cygnus, también Bellatrix y Narcissa con sus respectivos esposos. Keira y Regulus solo saludaron al bajar y ya no dijeron ni una palabra, se mantuvieron en silencio mientras veían que Walburga estaba ansiosa y emocionada, para Regulus eso solo significaba una cosa y esperaba estar equivocado.

– ¿Que tal tu primer noche aquí, Keira?. – Preguntó Druella mientras dirigía su copa de vino hacia su boca y tomaba un sorbo.

– Estuvo bien. – Respondió y después miro a Walburga. – Te agradezco que me permitas quedarme aquí.

– No me agradezcas, querida. – Walburga miro a Regulus. – Eres novia de mi hijo y eso te hace parte de mi familia.

Keira asintió y siguió comiendo pero Regulus no, el sabía que sucedía algo y su madre estaba detrás de eso. Veía constantemente el reloj y daba órdenes a los elfos sin que nadie escuchará y eso hacia aumentar sus sospechas.

– Mi ama. – Llegó un elfo al comedor dirigiéndose a la señora Black. – Han llegado Evan Rosier y Severus Snape.

Rápidamente Keira y Regulus vieron hacia la puerta donde entraban ambos chicos sin saber que hacer.

– Ustedes pueden retirarse. – Walburga se dirigió hacia su hijo y Keira. – Pueden esperarnos en el gran salón.

Sin esperar más salieron de la habitación y con Evan y Severus siguiéndolos entraron al lugar que les dijeron.

– ¿Que hacen aquí?. – Regulus cuestiono hacia los dos chicos.

– En realidad no lo sabemos. – Aclaro Severus. – Ayer antes de irnos tu madre nos pidió que vinieramos hoy.

– Nosotros solo cumplimos y aquí estamos, pero ahora que analizo todo esto sospecho que...

– Mis nuevos mortifagos. – Los cuatro chicos voltearon hacia la puerta donde entraba ahora Lord Voldemort con la familia Black detrás de él.

Regulus confirmo sus sospechas cuando de un momento a otro la habitación se fue llenando de mortifagos. La familia Black, a excepción de Regulus y Narcissa, tenían una gran sonrisa en su rostro.


– Empecemos con la chica. – Voldemort se acercó hacia ella y alzo su manga, Keira no sabía de que manera ocultar su miedo y solo miraba a Regulus hasta que sintió que colocaron una varita en su brazo y cerro los ojos por el dolor. No grito, ni tampoco lloró, no les permitió a los demás que la vean sufrir pero el chico Black y sus amigos sabían que ella estaba sufriendo.

Evan miraba a Severus constantemente, el no quería que marcarán a Keira pero ya lo habían hecho y ahora el siguiente era Regulus. Tuvo la misma reacción que Keira y la chica solo bajaba su manga sin ver lo que ahora portaría en su brazo hasta que muriera.

Mar y Tiniebla | Época de los merodeadores Where stories live. Discover now