XIII. Sirenas

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Al caer la noche, la madre de Hazz y su mejor amiga se habían instalado en la cabaña contigua a la de Hazz. Lyeeda les había ofrecido el lugar como un acto diplomático, pero Hazz sospechaba que también lo había hecho por la antigua amistad que compartía con su madre. Antes de llegar a la Condena cuando era niña, nunca había conocido a Lyeeda, pero su madre aseguraba que eran amigas de la infancia y que, de hecho, ella fue quien presentó a Lyeeda y Conswell.

—Vimos a Siura ayer —comentó Sáhtte mientras bebía su té—. Habló bien de ti. Nos alegra que la hayas conocido, es como si hubiésemos cerrado un ciclo con ella.

Después de asegurarse de que no había ninguna cámara o micrófono cerca, tomaron asiento en la sala de estar de la cabaña de Hazz. Aún así, no se confiaban de Conswell, por lo que Sáhtte le enseñó a Hazz una función en el anillo que su madre le había regalado. Al presionar un botón, el anillo desprendía sondas magnéticas que deshabilitaban cualquier micrófono y cámara.

Hazz adoraba la tecnología de su tía Sáhtte.

—¿Conocen a Siura? —cuestionó, con el ceño fruncido.

Su madre parecía conocer a todo el mundo.

—Llegamos a este mundo mucho antes que tú, Hazz —se excusó Sáhtte—. Tal vez otro día tu madre quiera hablarte sobre nuestras aventuras con Siura, pero por ahora solo puedo decirte que no es coincidencia que el Códice de Zeemett cayera en manos de tu hermano. Nosotras ya teníamos historia con el Proyecto Guardián.

Hazz entreabrió los labios con sorpresa.

—¿Sáhtte habla en serio, mamá? ¿Qué otras cosas me has escondido de tu vida antes de ser presidenta?

Edenna soltó una risa ligera.

—No te las he escondido Hazz, sencillamente he estado guardándolas para la ocasión adecuada. —Se encogió de hombros. —Nunca pensé que huirías de la Residencia para perseguir la cura y, sobre todo, conseguirla. Porque la conseguiste, ¿no es así? Por eso Conswell te ha mantenido aquí.

Hazz suspiró. Dejó su taza sobre la mesa y masajeó su sienes.

—Técnicamente sí tenemos la cura. Pero eso no es por lo que Conswell me mantiene encerrada en una cabaña de la Condena, no del todo.

Hazz les relató las partes esenciales de su estadía en la Condena. Sabía que necesitaba la ayuda de su familia —su verdadera familia—, y para eso ellas debían estar informadas. Habló sobre cómo Conswell planeaba convertirla Primera al mando y a Renee como Segunda, quitándole el puesto a Cvijett, pero Hazz aún no comprendía por qué.

—Tiene Zeta —resolvió Edenna—. Pensé que ya lo sabías.

Hazz rodó los ojos.

—No puedo saber todo, mamá. Especialmente no cuando lo único que pienso al verlo es en golpearlo. —Se encogió de hombros. —Además, seguramente Belrie ya lo sabe. Ha vivido con personas con Zeta prácticamente toda su vida. Si alguien puede detectar los síntomas, es ella.

—Belrie —reflexionó Edenna—. Háblame de ella. ¿Tiene los poderes de Istenia?

Hazz estaba por responder, pero cerró su boca de golpe. Observó detenidamente a su madre, atravesándola con la mirada. Bufó y rodó los ojos.

—Ya sabías que Istenia estaba viva, ¿no es así? —acusó Hazz.

—Iba a decírtelo, cuando dejaras de odiarla y culparla por la muerte de Limunest.

—Y ya sabías sobre la existencia de Lezzt —acusó de nuevo.

—Por supuesto que lo sabía. Yo fui la primera persona a la que Limunest le dijo la noticia aquella mañana de su boda.

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⏰ Last updated: Jul 26, 2022 ⏰

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Colonia 30 (II)Where stories live. Discover now