VI. Baile

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Renee Belrie
Colonia 30


La cena transcurrió entre pequeñas charlas y demasiadas tensiones. Renee y Conswell eran los que menos palabras pronunciaban, seguramente porque se analizaban mutuamente sin mucho disimulo.

Aprell hablaba demasiado, como si cenar con la Condena fuese común en su agenda. Renee se preguntaba cuánto sabía él del pasado de Hazz en la organización. ¿La habría apoyado? ¿La habría alejado? A pesar de ser la persona más cercana a ella, no siempre parecía estar enterado de todo lo importante que sucedía en la vida de Hazz.

Cuando terminaron de comer, Renee pensó que serían llevados nuevamente a sus celdas. No obstante, los guiaron por otro camino. Llegaron hasta un salón con más gente, charlando tranquilamente con una orquesta tocando de fondo.

Renee y Hazz se lanzaron una mirada.

Neffan rodeó por la cintura a Renee al caminar hasta al centro del salón. Ella intentó mantener su rostro sin expresión. Hazz, Aprell y Cvijett se posicionaron a un lado de Renee. Por último, Conswell y Lyeeda quedaron frente a ellos, Lyeeda sonriendo a todos los invitados.

—Esta noche es especial —anunció Conswell. Renee se sorprendió del alcance que su voz tenía. Debía ser una característica familiar. En menos de tres segundos obtuvo la atención de todos. —Estamos celebrando la llegada de dos miembros a la Condena: mi hija, Hazz Soreil, y la hija de Zeemett Belrie, Renee. —Un androide le entregó una copa con un burbujeante líquido rojizo. Conswell lo alzó, dando pie a un brindis. —Hazz completó la tortura exitosamente, como todos los líderes en la historia de nuestra organización. Renee posee una memoria perfecta, nunca olvida ni un solo detalle. —Se escucharon ligeros respingos de asombro alrededor del salón. Renee comprendió demasiado tarde por qué Conswell las presentaba. —Pero lo mejor de ellas es el trabajo que han hecho juntas. Después de décadas buscando bajo las rocas, las próximas líderes de la Condena nos trajeron el mejor regalo de bienvenida: la cura para la Zeta.

Renee notó de reojo que Hazz le susurró algo a Cvijett, pero no estaba ni de cerca lo suficientemente concentrada para escuchar lo que dijo.

Miró a su alrededor, observando las expresiones de quienes la rodeaban. Neffan le sonreía con algo similar a orgullo, como si ser nombrada la siguiente líder fuese su mejor logro. El rostro de Aprell era un nudo de preocupación y tensión que difícilmente lograba disimular. Hazz se mantuvo seria, sin reaccionar, mientras que Cvijett miraba a Conswell con confusión. El resto de las personas aplaudían y sonreían como Neffan.

De pronto Renee comprendió por lo que Cvijett estaba pasando. Quien decía ser su padre, la sustituyó. Se suponía que Cvijett sería la siguiente Primera al mando. Renee captó en sus ojos azules la promesa rota que Conswell le había hecho.

Renee había tomado su lugar.

Cvijett rápidamente recuperó su inexpresión, sin embargo, aún había un rastro de decepción. Renee dirigió su mirada hacia otro lado. Lo último que necesitaba era que Cvijett supiese que Renee captó sus emociones.

Las personas comenzaron a acercarse a Renee y Hazz, haciendo preguntas y felicitaciones. Renee sonreía, sintiéndose abrumada por la cantidad de sucesos que ocurrían al mismo tiempo. Hazz parecía tomárselo con calma, como si todo fuese parte de su plan.

Renee rogaba que fuese parte de su plan.

Una pregunta en específico la devolvió a la realidad:

—¿Y dónde está la cura? —inquirió ilusionadamente un anciano.

Colonia 30 (II)Where stories live. Discover now