21. Eso que se llama amor

595 24 1
                                    

MaxFluke

Por mi cama han desfilado políticos, jueces, policías, empresarios, hombres ricos en general. La vida que me tocó vivir, ha sido una mierda desde el principio. Desde que nací no hubo más que carencias para mí, a veces no había ni para comer. Mi madre era una puta —aun lo es— y mi tío su padrote, ¡Puñetero ejemplo para mí! Nunca conocí a mi padre y no se mucho sobre él, salvo que dejó embarazada a mi madre una de las tantas veces que se la folló. Nunca tuve un hogar por eso apenas pude, yo me fui... Claro, hubiera querido hacerlo antes de que decidieran que debía pagar mi sustento complaciendo caprichos de tipos asquerosos y pervertidos que gustaban de hacerle guarradas a indefensos niños.

Lo único bueno que tengo de mi pasado es Gulf, mi mejor y único amigo —también prostituido por mi tío— y con quien hui.

Gulf y yo, dos chiquillos sin educación y sin un peso en el bolsillo, llegamos a esta ciudad con la firme idea de ganarnos la vida honradamente. Trabajamos en muchas cosas, pero como si fuese una maldición, nuestra belleza nos jugaba malas pasadas, al menos a mí. Gulf siempre decía que parecía un niño indefenso, que poseía un rostro muy angelical y la lujuria de la gente era difícil de controlar, por eso me esforcé por ser distinto a lo que parecía ser.

Durante el primer año, trabajamos apilando cajas en una bodega, al menos eso nos sirvió para hacernos de un cuartito de azotea. Lo malo de esto, era que estaba ubicado en la zona más baja de la ciudad. Cada noche los callejones se llenaban de la peor calaña de gente, drogas, prostitución, alcohol, delincuencia a mil... y eventualmente, volvimos a nuestros orígenes.

Me llamo Fluke, pero muchos me conocieron en las calles como "K".
Si necesitaban sexo y drogas, podían acudir a mí. Siempre fui la mejor opción. No me consideraba un empresario, pero hacía negocios muy turbios y prohibidos, aunque quienes los prohibían, eran de mis clientes más ávidos.

¿Cómo fue que sucedió? Pues bien, a las pocas semanas de empezar a prostituirme —otra vez— conocí, si se puede decir, a las personas correctas. Y tanto Gulf como yo, aprovechamos la oportunidad. Mi amigo continuó parándose en las esquinas, mientras que yo, empecé a moverme como sombra en los barrios más cutre y bajos que se puedan imaginar, pero a veces cuando mi cuerpo necesitaba una follada o una mamada magistral, lo acompañaba a trabajar o nos encerrábamos en nuestro cuarto para una sesión candente de sexo.

Durante cuatro años las cosas habían funcionado, para nosotros, pero como bien decía mi amigo: La mierda también se va, cuando tiras de la palanca.

»Hace un año conocí en un bar de ambiente a Max, y esa fue mi palanca, mi salvación.
Max es hermoso por dentro y por fuera. Siempre está contento y tiene una palabra amable que decir, y en la intimidad... uff... follar con él es alucinante.
Con Max he descubierto lo que realmente me gusta. Desde que lo conocí me ha venido mostrando los placeres más ocultos, y lo que es gozar y disfrutar de un buen sexo de verdad, entre otras cosas.
Las folladas que he tenido con otros —incluso Gulf— han sido buenas, pero el sexo con Max es otra cosa, es magnífico, exquisito y lleno de puro vicio, un goce que yo jamás antes había experimentado.
Me ha enseñado a comerme bien un culo y gozar, el placer de saborear una buena polla en mi boca, lo seductor y excitante de unos besos con lengua, hacer tríos y hasta participar en orgías con algunas mujeres; pero sobre todo Max, ha sacado de mí, ese punto sádico y perverso que llevaba dentro.

Max tiene 33 años, es dueño de varias empresas dentro y fuera del país, y se pudre en plata. No se priva de nada, si quiere algo lo consigue cueste lo que cueste, y en ese entonces nos tenía a Gulf y a mí. No teníamos más que abrir la boca para pedir y al momento lo teníamos.

Sweet Pleasure - Multiship 🔥(+18) - HP7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora